Qué responsabilidad la mía comentar un episodio épico, digno de un lugar en el Olimpo particular de 'Juego de tronos', junto a la Boda Roja o todos esos que tenemos en mente al recordar los momentos más trascendentales para la trama. Si La Mujer Roja se centró en hacer recuento de daños, hasta para Melisandre (y de paso, matar a un príncipe o dos), A casa ha sido una orgía de sangre (sumamos cinco bajas) y violencia. Y una lección práctica de Política.
O de cómo se hace carrera en Poniente: utilizando la fe, sumando amigos a tu causa -o dragones- fortaleciendo vínculos o, si se tercia, tomando el poder por la fuerza. En el caso de Ramsay, no limitándose "sólo" a matar. A casa tampoco ha escatimado en emociones -de lo más variadas- ni en giros dramáticos; tan dramáticos que cambian completamente todo el escenario. Y, a corto plazo, provocarán un cambio en el statuos quo de Poniente.
La venganza es un plato que se sirve frío
"¿Quienes somos? No tenemos nombre ni familia. Todos somos pobres e incapaces.
Pero juntos podemos derrocar un imperio".
Gorrión Supremo
El ritmo narrativo se ha acelerado en este episodio porque el enfrentamiento se ha encrudecido y se avecina una gran guerra (no sólo la ve el Cuervo de los Tres Ojos). Los jugadores toman posiciones y las casas se fortalecen para prepararse para una guerra. O para sus particulares guerras. Lo que queda de los Lannister es suficiente para enfrentarse a todo Poniente, porque les mueve el más poderoso de los sentimientos, más allá que la ambición por el trono: la venganza. Y ahora Tommen también se apunta, pidiéndole a su madre que le enseñe a rugir como un león.
Pero algunos de sus enemigos son muy poderosos, como le recuerda el Gorrión Supremo a Jaime en esa tensa conversación/declaración de guerra con Myrcella de cuerpo presente; también ella un recordatorio del odio sembrado en Dorne años atrás y que ha provocado un levantamiento contra el poder (y más sangre). ¿Será la Montaña suficiente para proteger a Cersei? ¿O un rey como Tommen, que mucho ha de cambiar? Ellos ya creen que la fuerza de la unión de la sangre es suficiente para conservar el trono y consideran todo como legítimamente suyo. Creían haber apaciguado con un título y tierras a sus posibles enemigos.
Pero no saben que la guerra se ha desatado dentro de los propios muros de Invernalia. Y es una guerra muy particular: la de Ramsay contra cualquier obstáculo que se interponga entre él y el poder. Si eso pasa por matar, incluso si su victoria sabe a sangre de bebé (heredero) o es su padre al que está apuñalando, no hay conflicto ético ni dudas. Porque sin alma es imposible tener sentido de lo ético. Con este cambio de Gobierno, le deseamos suerte a toda aquella casa del Norte que ose negarle apoyo -o sumisión- al nuevo Lord Bolton.
¿Podemos elegir ya la escena de la perrera como la más dura de la serie? ¿Más que todas esas inundadas de sangre? ¿Más que cuando oímos a la dulce e inocente Shireen gritar entre llamas? Igual de desgarradora, quizás. Como siempre que asistimos al dolor de una madre -recordemos el desagarro de Cateryn o de Selyse al ver morir a sus hijos- o una muerte tan cruel.
Tampoco son conscientes los Lannister de lo que se gesta en Dorne o en la Islas del Hierro. Los hijos del Hierro necesitan un nuevo gobernante, ahora que Balon Greyjoy ha sido reemplazado, en otra de las desavenencias familiares del episodio que han acabado en muerte. La hermana de Theon opta a ser la heredera, con éste desaparecido. Un consejo tomará la decisión, pero allí aún no sabe que hay otro candidato al puesto. Si es que queda algo de Theon Greyjoy -recordemos, el único hijo superviviente del autoproclamado Rey- que pueda rescatarse como para gobernar un reino.
La importancia de llamarse Jon Snow
"Desde la oscuridad, luz.
Desde la muerte, vida.
Desde las cenizas, fuego".
Melisandre
Ramsay propone marchar hasta el Castillo Negro para matar al Lord Comandante como golpe de efecto para sublevar al norte y de paso atrapar a Sansa Stark, pieza clave para gobernar. Han adivinado bien: ella se dirige hasta allí por consejo de Theon y para intentar recomponer la Casa Stark por su cuenta, como le aconsejó su mentor Meñique. Pero Theon no busca a Jon, porque siente que no hay redención posible para su alma ni hay lugar ya para él entre los Stark. Su único destino es volver a a casa.
Y es Jon Snow la causa del enfrentamiento entre los hermanos traidores de la Guardia de la Noche y los salvajes, que con su entrada en escena y una simple demostración de su fuerza -tenemos un gigante, no tenéis nada que hacer- han dejado margen de maniobra Sir Davos y a Melisandre para intentar lo que ya parecía imposible: salvar a Jon. Y, como resultado, que la magia del Señor de la Luz por fin sirviera de algo.
OMG OMG OMG! Jon Snow está vivo! Vivo!!! #GameofThrones http://pic.twitter.com/TSZNnSyJn5
— Saúl Buentello (@cosmoduende) 2 de mayo de 2016
A estas alturas la serie nos ha hecho demasiado cínicos. Pero si había algo que no queríamos creer es que Jon Snow estuviera muerto. Del todo. Con ese final han abierto muchas puertas, además de provocarnos otro mini-infarto en nuestro ya maltratado corazón de espectadores. Si Melisandre recupera su fe, ¿crecerá su poder?
La vuelta de Jon Snow parece confirmar esa visión que su Dios le mostró entre llamas. Falta por ver **si realmente ha sido una buena idea. Como dirían en otra serie, "cada magia tiene un precio". Por eso aún es fácil desconfiar, pese a la enorme alegría de ver esos ojos abiertos. Más cuando la propia mujer roja se muestra escéptica sobre la idea de la resurrección.
Momentos para la emoción
" Es lo que hago: bebo vino y sé cosas".
Tyrion Lannister
Dejando a un lado la resurrección de Jon Snow, el capítulo nos ha dado otros momentos de éxtasis audiovisual. ¿Soy la única que se ha enternecido viendo a Tyrion cumpliendo el sueño de su infancia? Lo hemos pasado mal, pero lo justo. Si se expone así a los dragones es porque sabe que puede hacerlo. La fuerza de Tyrion reside en su capacidad para sobrevivir pese a enfrentarse a tantos peligros: batallas, sentencias de muerte, hombres de piedra, piratas... o dragones.
Ahora que ha vuelto la esclavitud y el proyecto de Daenerys está en peligro, se han de tomar decisiones difíciles. La Madre de Dragones no quería más huesos de niños a sus pies. Tampoco Tyrion, pero él, experto en política, sabe que hay que unir fuerzas a tu causa. Si no es un ejército o una poderosa alianza, que sean dragones. Y confía en su inteligencia para saber a quién se han de comer y a quién obedecer: a la mano que te da de comer o la que rompe tu cadena.
Lejos de esas tierras, lejos de todo y de este mundo vemos a Bran y vivimos con él la emoción de su reencuentro con la serie. Y de su encuentro con sus antepasados, de la mano del Cuervo (Max Von Sydow ya en todo su esplendor). Cuánto no hemos echado de menos a los buenos hombres como Ned Stark en el juego. Ahora, gracias a las visiones de Bran podemos permanecer al menos unos segundos en ese happy place y ahondar en la historia de Ned y Lyanna y de otros enigmas como Hodor. Que una vez fue Wylis y habló y luchó.
Y tal vez, si estas visiones se alargan y acaban por revelarnos la historia al completo, resolveremos nuestras dudas sobre el origen de Jon Snow y se confirmará que R+L=J; una de esas teorías que cambian el mundo que conocemos de 'Juego de Tronos'. De ser así, éste volverá a sacudirse y a convertirse en otro escenario distinto, con nuevos aspirantes al trono.
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La noticia 'Juego de tronos' 6x02: cambios de Gobierno fue publicada originalmente en Vaya Tele por Lorena Papí .
Javier Fernandez
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