El 21 de mayo de 2003, The New York Times incluía, en su sección de Opinión, un artículo titulado "Buffy rides into the sunset". No era una crítica en el apartado de televisión, sino una apreciación (que era el nombre de la sección) de una serie que acababa de finalizar su andadura en un pequeño canal juvenil llamado UPN: 'Buffy, la cazavampiros'. Sí, una serie juvenil con vampiros y una protagonista femenina en su centro había llegado a las páginas de opinión del New York Times.
La clave estaba en algo que Gail Collins, la autora de la pieza, comentaba sobre la propia Buffy: "Por todas sus tramas de ciencia ficción y guapísimos y jóvenes actores (que siempre peleaban contra el mal vistiendo ropa estupenda), la serie, en su centro, era dolorosamente veraz. La larga lista de gente que Buffy perdió o mató era un peso sobre sus hombros, y aunque su vestuario se mantuvo tan a la moda como siempre, su alma estaba dañada". Desde esta tarde, a las 19:45, Syfy España ofrece un nuevo vistazo a esa alma de Buffy.
El instituto como excusa
Los inicios de la serie, en 1997 en The WB, son ya bastante conocidos. Originalmente, el guión que había escrito Joss Whedon fue una película, con Luke Perry, que no convenció ni a la crítica ni al público, y que acabó en televisión de una manera un poco fortuita y por culpa del éxito de 'Fuera de onda'. Era una película de instituto que tomaba, en realidad, su inspiración de 'Emma', de Jane Austen, y que utilizaba los clichés de esas historias para hablar de otras cosas.
Esa misma idea es la que Whedon había tenido para la película, pero no había podido desarrollar, y el paso a The WB le ofrecía justo esa oportunidad. Es cierto que, si se ve aquella primera temporada de 'Buffy, la cazavampiros', no parece que estemos ante un título muy influyente en la televisión posterior, porque el presupuesto era bajo y Whedon (que venía del cine) estaba aprendiendo a manejarse en el mundo de los 20 episodios por temporada, pero ya estaban allí las semillas de lo que sería después.
En el libro 'The revolution was televised', de Alan Sepinwall, una de las guionistas de la serie, Jane Espenson, recuerda cuál era el mandato de Whedon a la hora de pergeñar las aventuras de Buffy y sus amigos:
"El primer paso de Joss siempre es: ¿Por qué estamos contando esta historia? ¿Por qué hay que contarla ahora? Procedía de la idea de 'contemos una historia sobre la experiencia del instituto. Vamos a contar una historia de soledad y aislamiento, y Buffy va a sentirse identificada porque Buffy está pasando por eso ahora mismo'. ¿Cuál es el toque Buffy de todo? Siempre fue una pregunta enorme y primaria".
Buffy es una Cazadora, una heroína de la que siempre hay una en cada generación, y su destino es luchar contra vampiros, demonios y cualquier otro tipo de mal que escape de la Boca del Infierno. En la mayor, y mejor, metáfora de todas, dicha Boca del Infierno estaba en el instituto de Sunnydale, un lugar que para muchos de sus estudiantes está lleno de angustia existencial adolescente, del miedo y, a la vez, el deseo de ser un adulto, la búsqueda de la propia identidad...
Los vampiros y los monstruos eran una excusa para hacer, en realidad, 'Es mi vida' con los diálogos ingeniosos y el toque para crear personajes memorables de Whedon, y con demonios y vampiros con alma como Ángel.
¿Qué aportó Buffy?
Siete temporadas divididas entre The WB y UPN y el esfuerzo por hacer que sus personajes y, sobre todo, su heroína se vieran afectados por todo lo que les iba pasando dio para que 'Buffy, la cazavampiros' acabara teniendo muchos fans en los sitios más insospechados (Shonda Rhimes incluida). A finales de los 90, tener una protagonista principal que podía salvarse ella sola de los apuros en los que se viera metida, que intentaba averiguar cómo ser una adulta y que podía ser también divertida era toda una revolución en la televisión estadounidense.
Muchas de las heroínas televisivas actuales le deben mucho a Buffy (y a Xena y a Sydney Bristow), y muchos guionistas que veían la serie se dieron cuenta que podían hacerse cosas como un par de capítulos de la sexta temporada, 'The body' (sobre una durísima pérdida personal) y el famoso episodio musical, 'Once more... with feeling', y que podía hacerse evolucionar una serie juvenil de una manera que no fuera la típica. Lógicamente, el envoltorio fantástico ayudaba mucho a ello.
Quienes se acerquen a 'Buffy, la cazavampiros' en la emisión diaria de Syfy quizás se sorprendan inicialmente de las pintas que llevan todos en la primera temporada, y el baratísimo aspecto que tiene, pero aguantar con ella tiene su recompensa. Asistiremos a la complicada relación de Buffy con Ángel, a una representación de una relación lésbica que todavía se considera un estándar (a pesar de su dramática evolución), a evoluciones de personajes como Anya o Cordelia...
En su momento, el mayor fandom de 'Buffy' estaba entre los universitarios, no tanto entre los adolescentes, que se sentían identificados con todo lo que pasaba en las vidas de sus personajes. Era una serie sobre la dificultad de madurar, y lo ingenioso de algunas de sus historias y lo bien construidos que están sus personajes le permite superar esos primeros años de prueba y error.
En ¡Vaya Tele! | 'Hush', cuando 'Buffy cazavampiros' nos dejó sin habla
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La noticia Por qué 'Buffy, la cazavampiros' es un clásico de la televisión fue publicada originalmente en Vaya Tele por Marina Such .
Javier Fernandez
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