Es recurrente mencionar que algunos clásicos no deberían ser tocados nunca en forma de remake por otras manos, especialmente manos modernas. El clásico expresionista 'Nosferatu', una de las primeras muestras de vampirismo en el cine, cae fácilmente en esa categoría de obras intocables para muchos, especialmente ahora que se discute tanto una posible reinterpretación por parte de Robert Eggers, que lleva años intentando moverlo.
Es comprensible cierto escepticismo con esta clase de remakes. Aunque no conviene olvidar que 'Nosferatu' ya fue tocada en el pasado, y lo hizo de manera muy brillante. Lo hizo Werner Herzog, en 1979, con 'Nosferatu, vampiro de la noche', llena de ganas de mostrar que los clásicos pueden vivir en las voces de otros si se tiene un enfoque apropiado. Lo mostró, claro, y consiguió su propio clásico que podemos encontrar en el catálogo de Filmin.
Conectando la historia
Había intención de reinterpretar, pero el director no quería ni mucho menos traicionar la maravilla de su compatriota F.W. Murnau, estrenada en 1922 como adaptación no oficial del seminal libro de Drácula de Bram Stoker.
Herzog quería tender un puente que se había borrado, entre los expresionistas y transgresores directores alemanes previos a la dictadura del Tercer Reich -tras el cual ya no encontraron el mismo terreno fértil para crear- y la nueva generación de directores del país de finales de los sesenta, que intentaron asomar la cabeza sin muchos referentes inmediatos que les pasasen el testigo.
No es casual la elección del film vampírico como candidata a ser reinterpretada, ya que Herzog la consideraba la mejor película jamás hecha en su país. 'Nosferatu, vampiro de la noche' no sólo nace para llevar un clásico a nuevas generaciones, sino para intentar reconectar la historia del cine alemán. Por lo que no buscaba superar a su predecesora en ningún momento, sino dialogar con ella, permitiéndose encontrar espacios en el relato donde dejar su particular huella.
'Nosferatu, vampiro de la noche': un clásico por derecho propio
El característico toque naturalista de Herzog, casi documental, le da una atmósfera particular a esta película que recorre varios de los mismos lugares que su predecesora, expandiéndolos en varios puntos sin sentirse innecesariamente alargada. Su mejor hallazgo está en Klaus Kinski como el solemne vampiro. Sólo aparece en veinte minutos de metraje, pero cada uno se siente esencial, con esa interpretación intensa que remarca la condición vampírica hasta aproximarla con la enfermedad.
No son muchas las ocasiones en las que Herzog se ha aproximado al terror más puro. Pero la vez que lo ha hecho, ha dejado huella, haciendo un clásico que se vale por sí mismo y que puede ser una puerta de entrada para mucha gente. Tanto para el clásico de Murnau como a la obra general de Herzog, así como a los sugerentes mundos del cine germano. De esa clase de remakes que sí valen la pena y está bien que alguien decidiera que hacían falta.
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La noticia Qué ver en Filmin: 'Nosferatu, vampiro de la noche', Werner Herzog realiza una magistral reinterpretación del clásico vampírico fue publicada originalmente en Espinof por Pedro Gallego .
Javier Fernandez
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