Nadia de Santiago tenía ya amplia experiencia en televisión cuando fichó para ser una de las protagonistas de 'Las chicas del cable', una serie con la que reconozco que nunca terminé de conectar. Tras finalizar su participación en dicha serie de Netflix, la actriz decidió prolongar su vínculo con la plataforma con 'El tiempo que te doy', una miniserie que ella misma ha creado junto a Pablo Sanchidrián e Inés Pintor.
Eso sí, no es una miniserie al uso, ya que han aprovechado su experiencia en el campo del cortometraje para abordar su premisa desde una perspectiva bastante peculiar. Y es que durante los 10 episodios de 11 minutos de duración cada uno se va saltando entre el feliz pasado y el doloroso presente, con una presencia cada vez mayor de lo segundo, mostrando así el proceso de duelo y superación. El resultado es la mejor serie española de Netflix hasta ahora, la cual podréis ver a partir de este miércoles 29 de octubre.
Un estimulante juego narrativo
Suele decirse que el tiempo todo lo cura y esa una de las ideas que explora 'El tiempo que te doy', ya que es el principal aliado Lina, el personaje interpretado por Nadia de Santiago, para superar su ruptura con Nico (Álvaro Cervantes), su primer amor. Como apuntaba antes, eso es algo que encuentra su reflejo en la narrativa utilizada, algo que los guiones de la saben ajustar de forma más que notable a la naturaleza episódica del formato.
Y es que cada episodio va aportando nuevos detalles tanto a lo que unió a Lina y Nico como a lo que precipitó su ruptura. De esta forma, 'El tiempo que te doy' arranca centrándose de forma exclusiva en ellas y va abriendo el abanico a otros personajes según pasan los episodios y empieza a haber hueco para algo más, lo cual no quita para que sea un proceso de lo más complicado.
Eso es lo que habilita ese juego narrativo que la serie maneja con soltura, integrando con acierto los saltos temporales en lugar de limitarse a mostrarnos ahora estamos en el presente y ahora en el pasado. Ahí 'El tiempo que te doy' fluye, logrando una sinergia con los propios pensamientos del espectador sobre cuándo algo provoca la llegada de un recuerdo ahora especialmente doloroso.
Como era de esperar, el eje de la serie es ella, lo cual permite nuevamente mostrar esa dulzura que al menos yo asocio desde siempre a Nadia de Santiago, pero desnudándose de todo artificio para dejar al descubierto su lado más cercano y frágil. Esto hace mucho más fácil al espectador ponerse en su lugar y que las emociones discurran por igual tanto para ello como para nosotros.
Te conquista desde la sencillez
Además, todo eso se consigue desde la sencillez y la naturalidad, tanto en los diálogos de sus protagonistas, que realmente se sienten como algo que una pareja podría decir en cada uno de los diferentes momentos en los que se encuentra, como en el trabajo de puesta en escena de Sanchidrián y Pintor, aunque ahí sí se nota cierta tendencia a embellecer la imagen, asociado siempre a las emociones que buscan transmitir y la intimidad del momento en lugar de caer en artificios innecesarios.
Otro logro inesperado de la serie es que sabe transmitir muy bien el paso del tiempo, ya que nos cuenta tanto la ruptura y el proceso de duelo como el inicio del romance y cómo todo acaba deteriorándose. No son pocas las obras que fallan en este punto y aquí logran hacerlo sin perder la frescura y con una duración de lo más ajustada.
Cada episodio se siente como un momento bastante concreto y una consecuencia más o menos directa de lo anterior en ambas líneas temporales, logrando además una peculiar armonía, ya que está claro que en el pasado transcurre mucho más tiempo que en el presente.
La guinda en el pastel es el trabajo de su reparto, donde, obviamente, sobresalen Nadia de Santiago y Álvaro Cervantes. Los dos abordan sus interpretaciones desde lo cotidiano, dejando de lado las grandes explosiones dramáticas, y eso que la serie arranca justamente con la ruptura, para transmitir mucho con poco.
Es cierto que por el camino puede haber algún pequeño subrayado que resulte un tanto obvio, pero ni siquiera entonces uno deja de sentir que 'El tiempo que te doy' está contando lo que quiera de la forma que pide la historia. Eso sí, queda la duda de si hacer lo mismo desde la perspectiva de él no sería el complemento perfecto para tener un dibujo realmente completo de lo sucedido, pero bueno, bastante es lo que ya da 'El tiempo que te doy'.
En resumidas cuentas
'El tiempo que te doy' es una serie en apariencia muy pequeñita pero que a la hora de la verdad roza la grandeza en lo que se propone, en especial en ese estupendo retrato del proceso de duelo tras la llegada del fin del amor a una pareja. Cada vez es más inusual que una ficción televisiva se te queda en la cabeza bastante después de que acabes de verla y eso es lo que me ha sucedido a mí con la nueva serie española de Netflix.
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La noticia 'El tiempo que te doy' es la mejor serie española de Netflix hasta ahora: un estupendo retrato del duelo tras una ruptura fue publicada originalmente en Espinof por Mikel Zorrilla .
Javier Fernandez
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