El mes florido de mayo nos tenía reservado en sus últimos días uno de los estrenos más esperados en cuanto a realities. Atresplayer estrenó este domingo 'Drag Race España', la adaptación patria de 'RuPaul's Drag Race', el reality de competición en el que una decena de drag queens luchan por ser la próxima gran reina del drag española.
Con Supremme de Luxe de maestra de ceremonias y Ana Locking, Javier Calvo y Javier Ambrossi de jurado fijo, el concurso conserva la estructura de su madre: un reto inicial, la pasarela y el lip-sync que determina la concursante eliminada. Una dinámica calcada que no quiere decir que sea exactamente lo mismo de siempre.
Como en todo reality de este estilo que se precie, la primera impresión es muy importante. Esa llegada de cada drag al que será su sala de referencia, su taller de trabajo está plasmado de primeros juicios, momentos divertidos y primeros testimonios. Sin embargo, la frase con la que cada concursante se presenta tras mostrarse en todo su esplendor al mundo queda demasiado en segundo plano. Simplemente, no se escucha bien. Un momento empañado del que, más allá de la edición de sonido, es responsable el cacareo y los gritos del resto.
A partir de ahí, constantemente nos vamos a encontrar con testimoniales y con los primeros choques de personalidad de cada reina. Además, en esta primera hora de programa hemos podido tener algún momento de sinceridad y de recordar algún que otro episodio de la infancia de esta tanda de concursantes.
Festiva, celebrativa, ordinaria y rupaulesca
A pesar de ser festiva, celebrativa y todo lo que podamos buscar en un título así, permea una sensación de seriedad interesante. De hacer, inadvertidamente, algo menos fantasioso en tono. Quizás sea por adecuarlo a una duración de poco más de una hora, en vez de los cuarenta y tantos minutos acostumbrados, hace que tengamos no tanto valles, sino ciertas llanuras.
Un sitio donde esto se nota especialmente es en la prueba final, esa gran pasarela eliminatoria. Las deliberaciones y valoraciones del jurado son algo "largas" y da la impresión de que más que en 'Drag Race' estamos en 'Project Runway' por la dirección en la que van las críticas. Es decir, hay mayor fijación en el vestuario y su confección que en la presencia, que también es importante.
Suele ocurrir que son los momentos más guionizados los que peor terminan funcionando, y en 'Drag Race España' no es ninguna excepción. Toda la parte del jurado se antoja demasiado falto de naturalidad y eso en un programa en el que la espontaneidad de los concursantes es tan primordial es algo decepcionante.
En definitiva, 'Drag Race España' ha llegado tan divertida y con ganas de celebrar la vida como esperábamos. Si bien hay cuestiones de forma para pulir, por lo general su estreno ha sido más que bienvenido.
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La noticia 'Drag Race España': un vivaracho reality de ATRESplayer que agrega sabor patrio a la esencia de RuPaul fue publicada originalmente en Espinof por Albertini .
Javier Fernandez
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