'¿Quién mató a Sara?' es la nueva serie mexicana de Netflix estrenada este pasado 24 de marzo. Creada por José Ignacio Valenzuela, es una propuesta curiosa, casi un híbrido entre el thriller y el culebrón sobre un hombre que recupera la libertad tras pasar 18 años en la cárcel por un crimen que no cometió. Ahora buscará esclarecer lo que realmente le sucedió a su hermana, buscando además vengarse de la familia responsable de todos sus males.
Esto lleva a que los saltos temporales sean constantes en '¿Quién mató a Sara?' para intentar jugar con la incertidumbre del espectador sobre qué provocó la muerte del personaje interpretado por Ximena Lamadrid. De hecho, la serie parece estar más interesada en los pormenores detrás de lo sucedido que en jugar realmente al despiste sobre la identidad del responsable, algo que choca un poco con su tendencia al exceso y la abundancia de giros, probablemente pensando que esos golpes narrativos son vitales para no perder la atención del espectador.
Un cóctel inusual
Desde el los primeros minutos de '¿Quién mató a Sara?' llama la atención esa tensión interna que marca la serie, a caballo entre el thriller puro y el culebrón más desatado. En lo visual, parece todo decantarse más en la segunda dirección, optando por un estilo luminoso y algo plano probablemente para resaltar la vida de lujo de parte de los protagonistas pero que no termina de encajar del todo bien con el misterio que se nos plantea. Ahí es como si la serie quisiera ser una cosa que no termina de encajar del todo con lo que proponen sus guiones.
Y es que es cierto que en todo culebrón suele haber algo de thriller, pero eso es algo que suele surgir por el camino, con altos y bajos bastante claros para que otros géneros -sobre todo el romántico, pero suele haber espacio para otros- vayan ganando presencia según lo requiera la ocasión, pero aquí desde el primer momento se apuesta porque sea el eje vertebrador y nunca se deja en un segundo plano. Al menos durante los seis episodios que llevo vistos, y dudo que justo eso vaya a cambiar en su tramo final.
Desde ese inesperado aliado del protagonista en una línea argumental que parece más propio de principios de hace dos décadas hasta todos los secretos que esconden los miembros de la familia Lazcano, '¿Quién mató a Sara?' apuesta en todo momento por la intensidad para intentar mantener interesado al espectador en lo que sucede. Por ahí acierta, ya que es muy difícil aburrirse con la serie, incluso aunque sus responsables nunca terminen de dar con un todo idóneo para explorar lo que cuenta.
Desequilibrada pero sin complejos
Hay momentos en los que resulta demasiado afectada, mientras que en otros se queda en tierra de nadie transmitiendo la gravedad de la situación. Eso lleva a que estemos ante una serie evidentemente desequilibrada que confía más en que pasen cosas de forma constante -ya sea traiciones, sexo o verdades que salen a la luz-, aporten o no realmente algo a la evolución de la serie, ya sea por innecesarios o porque el giro que proponen ya nos lo hemos visto venir mucho antes.
¿Qué le queda entonces a una serie que camina en todo momento entre dos estilos aparentemente contrapuestos dando varios pasos en falso? El ritmo. A veces uno simplemente quiere pasar un rato entretenido, sin importarle demasiado cómo conseguirlo, y ahí '¿Quién mató a Sara?' cumple precisamente por el hecho de no terminar de decantarse nunca abiertamente por querer ser algo muy concreto.
Es verdad que eso no permite grandes lucimientos a su reparto, donde no hay una gran diferencia entre aquellos que lo hacen mejor y los que apenas transmiten nada al espectador porque se tiende a lograr esa uniformidad que en lo narrativo se procura esquivar a cada paso. Personalmente, la presencia de Ginés García Millán fue mi principal motivación para darle una oportunidad y tampoco puedo decir que brille especialmente respecto a sus compañeros.
Lo que resulta de todo esto podría haber sido fácilmente un disparate sin pies ni cabeza, porque además se entra sin complejos en lo inverosímil pero sin deleitarse realmente en ello, sino como un recurso para hacer que todo siga avanzando. Y es que resulta curioso que sean al mismo tiempo golpes de efecto narrativos pero estén abordados de tal forma que parezcan querer colarlo como una prolongación natural de lo expuesto hasta entonces, algo más difícil de aceptar en unos casos que otros.
En resumidas cuentas
No puedo decir que '¿Quién mató a Sara?' sea gran cosa y estoy convencido de que habrá quien acabe desesperado con ella, pero eso no quita para que este cóctel aparentemente imposible haya sabido entretenerme. No tanto como para verla del tirón, pero después de dar a reproducir al primer episodio acabé viendo tres pese a sus evidentes limitaciones en ciertos aspectos. Algo tendrá cuando mi plan inicial era verme uno y ponerme una película...
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La noticia '¿Quién mató a Sara?': la serie de Netflix es un entretenido thriller con alma de culebrón que mezcla misterio, drama y erotismo fue publicada originalmente en Espinof por Mikel Zorrilla .
Javier Fernandez
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