Hay ciertos monstruos que tal vez sería mejor no despertar nunca. El depredador, aquella criatura de otro planeta que aterrizó en el nuestro a mediados de los 80, no ha terminado de encontrar otra aventura a su medida. Esta noche tienes en Cuatro la más potente de todas. La dirigió Shane Black hace un par de años, se titula 'Predator' y no salió como a él le habría gustado.
La fiesta que no pudo ser
La realidad a veces es dura y los sueños no se cumplen. Tras hacernos todas las esperanzas imagunables pensando en lo que un talento como el de Black podría hacer con la franquicia del otro Alien de Fox, 'Predator', por desgracia, terminará siendo recordado como otro doloroso caso de una producción caótica en la que el estudio no confía en su elegido y termina encontrando el fracaso. Ya sabes, el cine y los negocios. Planeada para resucitar una franquicia en coma tras la entretenida 'Predators', el nuevo depredador de Shane Black, con Boyd Holbrook, Olivia Munn y Jacob Tremblay, terminó siendo el último clavo en el ataúd de una franquicia que merecía mejor suerte.
¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que un puñado de ejecutivos sin alma, criterio o sentido de la maravilla, que seguramente ni siquiera habían nacido cuando se estrenó la película de John McTiernan, decidan lo que está o no está bien? Si hacemos caso de lo que se iba dejando ver de la película, escrita por Black y su inseparable Fred Dekker, responsable del clásico 'El terror llama a su puerta' (y del hundimiento de Orion con 'Robocop 3'), 'Predator' tenía potencial para convertirse en un clásico moderno.
88 millones. Eso es un presupuesto relativamente bajo para un título de esas características, muy lejos de los 170 millones de la última entrega de 'Jurassic Park', o muchos de los títulos de Marvel. 'Venom' también costó más. Pero también es el mayor presupuesto de toda la saga Predator. La película original costó 15 millones en 1987 (alrededor de 35 con inflación). 'Depredador 2' se fue hasta los 35 millones en 1990 (alrededor de 70 con inflación). 'Alien vs. Predator' costó 60 millones en 2004 su secuela 40. Lo mismo que la producción de Robert Rodriguez de 2010. Pero es que entre marketing y campañas varias, la película de Black llegó casi a los 200 millones en gastos. Por eso sus 160 millones de recaudación la colocan como un fracaso importante en la compañía. Además, en terreno local apenas fueron 50 millones.
La idea de Black, demasiado ambiciosa, loca o todo junto, fue perdiendo fuerza en un estudio que prefería jugar sobre seguro y quitar la carta blanca que el director de 'Iron Man Three' había tenido hasta ese momento en su carrera. Una decisión absurda si tenemos en cuenta el pelotazo taquillero que dio la entrega de Tony Stark (nota del editor: la mejor película de Marvel Studios) y la valentía de un producto que no se conformaba con seguir el camino que habían marcado los demás.
También da que pensar, y esto no es cosa del director, que a lo mejor el público no está interesado en el cazador alienígena. Se suponía que los Predators de Nimród Antal impulsarían la saga con diferentes secuelas, pero eso no pasó. 'Alien vs. Predator' abría las puertas a una nueva saga, pero la decepcionante recepción de (la MUY superior) 'Alien vs. Predator 2' la frenó en seco. Todo esto en apenas tres lustros. Tampoco hace falta tener un máster en dirección de empresas para saber que si el presupuesto de la película se hubiese mantenido en el área de sus predecesores (alrededor de 40 millones), habría limitado los daños. Aumentar el presupuesto al doble tiene estos riesgos.
¿Pero la película qué tal?
Pues, como todo monstruo de Frankenstein hecho cine, irregular. 'Predator' son dos películas en una. Como poco. La película es un altibajo demencial y constante, y con un trabajo de edición bastante sospechoso. A su favor hay que reconocer que logra enderezar el rumbo cada diez minutos porque, o bien hay un buen chiste, o se marca una idea de guión estupenda, como la de ese bicho visible por la sangre derramada.
El resto, bueno, por desgracia lo encuentro más cercano a la decepción viniendo de quien viene que del gamberrismo de etiqueta habitual.
Es una pena que el desenlace sea tan confuso y tan básico, creado sobre la plantilla Fox habitual. Sí, como en 'Alien: Covenant'. A Black le prometieron que le dejarían desparramar sus sueños a lo grande y le cortaron las alas en el último minuto.
El reparto está entregado y a la altura, el humor es de brocha gorda y está llena de lugares comunes de las historias de sus dos responsables, pero quien te diga que esto no está adulterado o no se ha enterado de los problemas de rodaje o en realidad confundía a Black & Dekker con Diablo Cody y Jason Reitman. Entre masivas tomas adicionales y completas reescrituras de más de la mitad de la película, 'Predator' se quedó a medio camino de todo. Y eso es incómodo. No es terror, no es acción, no es ciencia ficción ni tampoco comedia. Y además no es navidad. Pero una cosa os digo: esta noche no vais a encontrar un mejor plan.
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La noticia 'Predator': Shane Black cambia la Navidad por un Halloween monstruoso en una divertida e irregular secuela fue publicada originalmente en Espinof por Kiko Vega .
Javier Fernandez
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