En 2011, el lanzamiento de 'Cincuenta sombras de Grey' supuso un hito en la literatura comercial. Oleadas de señoras ávidas de aventurillas picantes se lanzaron primero a las páginas de la trilogía de E.L. James y luego a las películas protagonizadas por Dakota Johnson y Jamie Dornan. Acto seguido, un buen puñado de editoriales comenzaron a lanzar novelas similares, subiéndose a una ola de soft-porn que en ese momento (¡hace ya nueve años!) nadie quiso perderse.
Una de ellas fue la autora polaca Blanka Lipińska que, en 2018, intentó repetir el éxito de su predecesora lanzando la también trilogía '365 Dni', aquí en España traducida como '365 días'. ¿La conocíais? Efectivamente, yo tampoco.
Pero ahora se ha convertido en película y, desde su estreno en Netflix hace pocas semanas, está en los primeros puestos de visionados pese a sus lapidarias críticas: en IMDb apenas tiene un 3,5/10. Pero una a veces tiene tiempo libre, y oye, nunca está mal ponerse a ver algo con cero expectativas para echarse unas risas.
'365 días' narra la historia de Massimo (Michelle Morrone), un empresario (ejem, ejem, mafioso) obsesionado con una mujer, Laura (Anna-Maria Sieklucka), a la que secuestra y le "concede" un año para enamorarse de él. Una especie de historia similar a 'La bella y la bestia' pero que, en lugar de un candelabro y un reloj parlantes, tiene jets privados, impresionantes yates e intentos de escenas tórridas que no terminan de funcionar.
La presentación de los personajes no puede ser más exagerada: a él le conocemos sujetando a su padre moribundo en brazos tras un "algún día todo esto será tuyo", y a ella cerrando un importante acuerdo laboral y volviendo a su casa, donde le espera una infeliz y monótona relación con su pareja. Pero claro, todo se complica.
365 días llenos de estereotipos y sexo
Tras una discusión con su novio en un hotel donde estaban pasando unas vacaciones con amigos, Laura aparece en una lujosa habitación y Massimo le cuenta su maquiavélico plan. ¿El resto? Todo un tira y afloja por parte de ambos. Él, muy macho, usando expresiones como "muñeca". Ella, muy 'femme fatale'. Y el Síndrome de Estocolmo que parece que empieza a aflorar poco a poco.
Lo bueno que tiene '365 días' es que es de los pocos proyectos de ficción que no ha intentado estirar el chicle: la trilogía completa de libros está condensada en 154 minutos de metraje, con lo que la historia avanza rápidamente. Bueno, menos en las escenas de sexo. Ahí se para el tiempo y la directora, Barbara Bialowas, se explaya con ellas desde varios puntos de vista. Porque algún reclamo tiene que tener, claro.
De los muchos productos comerciales "con altas dosis de erotismo" que se han fabricado en los últimos años, '365 días' es de los más explícitos en lo que a escenas tórridas se refiere. Ya se sabe que tanto '50 sombras' como 'Instinto' o 'Toy Boy', en ese sentido se desinflaron rápidamente y, aunque aquí también está todo cuidado al detalle (si alguien espera desnudos frontales, que busque otra cosa), sí es cierto que muestra "más carnaza" otras ficciones del estilo.
Hay dos maneras de ver esta película: sabiendo a lo que te expones, por simple diversión y sin darle mayor importancia porque es todo ficción... o haciendo hincapié en lo moralmente reprochable de la historia (que no son pocas cosas). ¿Que la historia expone el control de un hombre sobre la voluntad de una mujer solo por capricho? Sí. ¿Que fomenta el lado más tóxico de las relaciones románticas? También. Pero... ¿que es tan rocambolesca que no te la puedes tomar en serio y que da para un chiste detrás de otro? Indudablemente.
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La noticia '365 días': el inesperado éxito erótico de Netflix camina entre 'La bella y la bestia' y 'Cincuenta sombras de Grey' fue publicada originalmente en Espinof por María Alba .
Javier Fernandez
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