Empecemos por un dato que, quizás, si no estás familiarizado con la peculiar personalidad de Dr. Seuss, puede resultarte chocante: al autor de 'El Grinch' no le gustaban demasiado los niños. Chocante teniendo en cuenta que estamos ante unos de los clásicos indiscutibles de la literatura infantil, uno de esos a los que los adultos no tienen que buscarle dobles lecturas o trasfondos siniestros para justificarlo: sus rimas son tan perfectas, su imaginación tan salvaje y el trazo de sus ilustraciones tan radicalmente personal, que a su obra no se le pueden poner peros desde el punto de vista creativo.
Entre su primera obra, 'Y pensar que lo vi en la calle Porvenir' (1937), y su último libro publicado, '¡Oh, cuán lejos llegarás!' (1990), en el que explica el concepto del futuro a sus lectores, en una oda esperanzadora que es tradición regalar en Estados Unidos a jóvenes recién graduados, median más de 60 libros, 600 millones de copias vendidas y traducciones a una veintena de lenguajes (que no es poco mérito, teniendo en cuenta las alambicadas cualidades de su versificación). Un clásico de la literatura para niños cuyo seudónimo se pronuncia /sóis/ y que le puso el "Dr" a su nombre real (Ted Seuss Geisel) porque su padre siempre quiso tener un hijo médico.
Paradójicamente para alguien que no había tenido niños (o precisamente por eso: no sentía la necesidad de predicar nada), Seuss entendía perfectamente la anárquica imaginación de los críos, y supo traducirla a libros inclasificables que a menudo funcionan como la corriente de pensamiento subconsciente de un zagal atiborrado de azúcar la mañana de Navidad. Sus versos imprevisibles (pese a emplear a menudo una forma de métrica clásica del humor rimado en inglés, el tetrámetro anapéstico) y lo radical de su trazo le han dado una identidad reconocible, y pese a sus eternas reticencias a ser adaptado, existen varias películas y piezas breves de animación basadas en su obra, muchas de ellos supervisadas o con la colaboración del propio autor.
Vamos a revisar algunas de esas adaptaciones, detallando el grado de acercamiento al personalísimo mundo creativo del Dr. Seuss: del magistral Grinch de Chuck Jones a la reciente versión de Ilumination, pasando por sus escasos guiones originales para cine o el descalabrado Gato Con Sombrero de Mike Myers. O como él mismo diría, "And NOW comes an act of Enormous Enormance! / No former performer's performed this performance!"
"Adaptaciones animadas / la mayoría muy atinadas": de Horton a Gerald McBoing-Boing
Seuss, pese a las reticencias que manifestó toda su vida (y que fue suavizando con el paso del tiempo), concedió a mediados de los cuarenta que se adaptaran a dibujos animados algunas de sus historias. Él mismo había sido parte de la industria durante la II Guerra Mundial, momento en el que participó en la elaboración de algunas piezas de propaganda animada. En 1942 llegó la adaptación de 'Horton Hatches the Egg' ('Horton empolla el huevo') a manos del mítico Bob Clampett para las 'Merrie Melodies' de la Warner, ampliando el cuento original y dándole un tono levemente más adulto, aunque conservando el ritmo en verso de la historia del elefante que le hace un favor a una amiga alada empollando uno de sus huevos.
Nada menos que George Pal, animador y director de la primera versión de 'La guerra de los mundos' adaptó en formato stop-motion dos obras menos conocidas de Seuss. Por una parte, 'The 500 Hats of Bartholomew Cubbins', originariamente escrito en prosa. Y por otra, 'And to Think That I Saw It on Mulberry Street', basado en la citada primera obra de Seuss, y que estuvo nominado al Oscar al mejor corto de animación en 1945. Ambos fueron animados para Paramount con marionetas.
Este trío inicial de nombres míticos de la animación que se acercaron a la obra de Seuss se completa con la UPA, la legendaria y estéticamente radical productora de animación de los años cincuenta, que adaptó otro clásico del autor, 'Gerald McBoing-Boing', sobre un niño que habla con efectos de sonido. Junto a la mítica adaptación de 'El corazón delator' de Poe y personajes como Mr. Magoo, 'Gerald McBoing-Boing' es una de las creaciones más representativas de la UPA y ganó un Oscar al Mejor Corto de Animación, hasta tal punto que eclipsó la fama del original de Dr. Seuss, que nació como una narración en verso para difundirse en discos de vinilo.
"Los especiales de animación / obras maestras a mogollón": del Grinch de Boris Karloff a la mantequilla de Bakshi
En 1966, uno de los genios indiscutibles tras los cartoons clásicos de la Warner, Chuck Jones, a quien Seuss conocía por haber servido juntos en el ejército, rubricó la que está considerada mejor adaptación de la obra de Seuss: el especial de 25 minutos 'How the Grinch Stole Christmas!' o 'El Grinch: el cuento animado', extremadamente fiel al cuento original y para el que el propio Seuss, bajo su nombre real de Ted Geisel, hizo funciones de productor. La narración viene en la versión original de mano de Boris Karloff.
El resultado conserva todo el encanto del original: por supuesto Karloff es un narrador perfecto, equilibrado entre la declamación de un cuento en verso y el dramatismo de gótico coloreado del villano, y Jones le da al original una plasticidad única y orgánica, que no ha sido superada ni en la versión de Carrey ni en la pulcra y cristalina versión CGI de 2018. No es por ponernos cebolletas, pero hay cosas que únicamente están al alcance de la animación tradicional. Únicamente.
'El Grinch' cuenta una historia bien conocida -sobre todo por la renovada popularidad que le otorgó su copión más conocido, el Tim Burton de 'Pesadilla antes de Navidad', película memorable entre cuyas numerosísimas virtudes no está la originalidad-: el robo de la Navidad a manos de un ser maquiavélico que, obviamente, acabará encontrándole el sentido íntimo a las fiestas. Nada ñoña, como no lo es nunca Dr. Seuss, con un mensaje claro en contra de la comercialización de las fiestas, e inspirado en sí mismo y en su carácter gruñón, Seuss hizo del Grinch una de sus criaturas más perdurables.
Debido al éxito, Jones y Seuss se embarcaron en otra adaptación cuyo resultado no es tan increíblemente redonda ni tan perfecta en la técnica de la animación, pero que no está nada carente de valor: 'Horton Hears a Who!', en 1970, adapta otra de las historias más populares de Seuss. Es la segunda vez que nos encontramos con el elefante Horton, esta vez entrando en contacto con una civilización minúscula en una mota de polvo.
Seuss quería transmitir con esta historia un mensaje tolerante e internacionalista, en la línea abiertamente liberal y progresista de muchas de sus historias. Pero en los ochenta, asociaciones pro-vida se apropiaron del verso "a person's a person, no matter how small!!" ("una persona es una persona, no importa cuán pequeña"). Algo que demuestra, una vez más, que no podemos tener cosas bonitas, y que no gustó un pelo a Seuss.
Chuck Jones aún produciría, siempre con guión de Seuss, un nuevo especial de 25 minutos basado en otra historia de Seuss, quizás su otro gran clásico, no adaptado hasta entonces (1971): 'The Cat in the Hat' (conocido a veces en español como 'El gato garabato'), la historia de un extravagante felino de procedencia desconocida y con poderes mágicos que destroza con su caótico comportamiento la casa de un par de chavales mientras su madre está fuera. Debido a que el libro está dirigido a niños que están aprendiendo a leer y es extremadamente simple en su vocabulario y los conceptos que maneja, quizás es la adaptación que más se ve obligada a complicar su fuente. El resultado, sin embargo, canciones y rimas incluidas, es puro Seuss.
De hecho, el libro nació de una rabieta de Seuss, que veía que los libros prientados a niños muy pequeños (como la legendaria serie de 'Dick and Jane') solo mostraban a niños haciendo cosas de niños, y se podían introducir elementos divertidos y extravagantes sin perder la sencillez imprescindible para esa edad. Cogió la lista de palabras que "tenían" que aparecer en el libro e inventó a partir de las dos primeras que encontró que rimaban: "cat" y "hat". La adaptación producida por Chuck Jones pierde algo de esa febril animación de sus primeras adaptaciones de Seuss, y acaba resultando algo repetitiva, pero sigue siendo una estupenda versión y un clásico por derecho propio.
Ya sin la participación de Chuck Jones, DePatie–Freleng Enterprises produjo seis especiales más. Muchos de ellos fueron premiados con Emmys aunque la calidad de la animación de los últimos, como 'The Grinch Grinches the Cat in the Hat', de 1982, es más bien deficiente. Todos, sin embargo, están escritos o supervisados por el propio Seuss, así que conservan el espíritu de los original, las demoledoras rimas y los fantásticos e imaginativos diseños de los libros.
El mejor de todos ellos es el inmediatamente posterior a los producidos por Jones, 'The Lorax', de 1972: un cuento oscuro y deprimente acerca de la inevitable muerte de la naturaleza a manos de la apisonadora de la civilización, con unos diseños magníficos (ese Lorax de cuatro trazos mal contados) y una animación aún clásica y cuidada. El resultado es demoledor y, pese a ser una de las historias de Seuss con una moraleja más clara y explícita (como 'El Grinch'), sigue actual y sin haber perdido ni pizca de su furiosa humanidad.
Cabe mencionar, antes de pasar a las adaptaciones en formato largo, una delicia de 1989 dirigida por el mito de la animación independiente Ralph Bakshi. 'The Butter Battle Book', que Seuss calificó como la adaptación más fiel que se había hecho de toda su obra, es una sátira antibélica escrita originariamente en 1984, durante la Guerra Fría, cuando la Destrucción Mutua Asegurada era una escalofriante posibilidad.
El trazo descuidado de Bakshi le da un toque salvaje a los diseños del escritor y conecta la sensibilidad del escritor con el cómic underground, un concepto que puede resultar extraño, pero que tiene todo el sentido del mundo. Sus rimas dementes, su humor antiautoritario y el mensaje de que las guerras siempre se ponen en marcha por banalidades habrían hecho las delicias de la generación de Robert Crumb. Al fin y al cabo, si la 'Alicia' de Carroll se convirtió a manos de los hippies en apología de la intoxicación con LSD...
"Un curioso interludio / digno de intenso estudio": 'Los 5000 dedos del Doctor T'
En 1953 Seuss guionizó 'Los 5000 dedos del Dr. T', su única creación específica para la gran pantalla. También escribió las letras de las canciones (aunque los diálogos no estaban en verso: habría sido demasiado) de esta película en Technicolor claramente creada a rebufo de 'El mago de Oz' y que fue codirigida sin acreditar por el también productor Stanley Kramer. En ella se nos cuenta la aventura onírica de un chaval (Tommy Rettig) en una pesadilla generada por su despótico profeso de piano, que tiene hechizada a su viuda madre.
En ese sueño, el chico y otros 499 chicos son condenados a tocar un kilométrico piano en un entorno infernal que él y un apacible fontanero se encargan de sabotear. El resultado de esta febril montaña rusa salió de un guión de más de mil páginas de sátira antitotalitaria que parece bañada en alucinógenos: una especie de versión demente de las aventuras de fantasía de la época, aislada en el tiempo debido a la excentricidad de sus escenarios y diseños (obra de Rudolph Sternad y Cary Odell), todas con el inequívoco sello inspirador de Seuss.
La película fue un fracaso de tal calibre que alejó a Seuss de repetir la experiencia, y se vio venir ya desde los pases de prueba: tras ellos, las 24 canciones originales se recortaron a 11 (y parte de ellas fueron podadas en sus pasajes más escabrosos, como parte de la canción del verdugo). El autor quedó tan escamado que borró cualquier mención a la película en su autobiografía oficial, aunque el resultado, desnortado e irregular, es fascinante por su imaginación indomesticada.
"Adaptaciones en imagen real / que quedaron fenomenal": 'El Grinch' y 'El gato'
Tras la muerte de Seuss, la viuda del autor accedió a moderar la negativa de su difunto marido a la hora de permitir adaptaciones, y decidió vender los derechos de 'El Grinch' en una subasta espectacularmente exigente y gracias a la que buena parte de los inmensos beneficios de la película irían a una fundación benéfica creada en su día por el autor. Entre las condiciones que exigía para la venta estaba que el actor escogido para dar vida al icónico Grinch fuera un actor de primera fila.
El escogido fue Jim Carrey y el director dispuesto a ejecutar el peliagudo encargo, Ron Howard. Peliagudo porque hasta ahora ninguna criatura de los cuentos de Seuss había tenido encarnación de carne y pelo. Ítem más: el Grinch estaba perfectamente asentado en el subconsciente colectivo norteamericano gracias al clásico cartoon de Chuck Jones, en reposición televisiva eterna cada Navidad, y gracias también al cuento original, que ha acompañado a cientos de miles de infancias desde los años cincuenta. El resultado, sin embargo, no fue nada desdeñable: Carrey ofrece una de sus mejores interpretaciones, reconstruyendo el eterno gruñón de Seuss con infinidad de guiños a la cultura pop.
Por supuesto, la película tiene el problema de no tener más remedio que estirar el gozosamente esquemático original de Dr. Seuss, un inconveniente que comparten absolutamente todos los largometrajes basados en el autor, y que aquí se solventa con un mayor trasfondo para los Quién y para el propio Grinch. Su origen y pasado se convierte aquí en nucleares para la historia, pero una idea tan horrible sobre el papel se solventa airosamente gracias al espléndido colorido del film y al arrollador talento de Carrey como cartoon humano, que le permite reverenciar a adaptaciones previas de Seuss, incluyendo cómo no, al Grinch de Karloff.
El mismo problema lo tiene 'El gato', adaptación de 'Cat in a Hat' con otro cómico de relumbrón a bordo, Mike Myers, en 2003. El problema del argumento estirado es aún más patente aquí, porque la historia original es mucho más esquemática, abstracta y delirante que la de 'El Grinch'. Por otra parte, la reinterpretación de lo que debe ser Seuss en imagen real (una idea que, por otra parte, ya conlleva muchos dramas de partida), es mucho más artificiosa que en 'El Grinch', dando como resultado una mezcla azucarada y algo cargante del Tim Burton más colorista y un anuncio del canal Nickelodeon.
Sin merecer del todo la horrenda mala fama que tiene, lo cierto es que 'El gato' es un tiro al aire más bien fallido: Mike Myers está muy lejos de la brillantez de Carrey y la trama añadida entiende a Seuss mucho peor de lo que lo hizo 'El Grinch'. La crítica, sin embargo, la destrozó (económicamente fue un éxito simplemente justito), lo que llevó a la viuda de Seuss a garantizar que no habría más versiones en imagen real de la obra de su difunto esposo
"Versiones chulas y animadas / contra las que no tenemos nada": 'Horton', 'El lorax' y 'El Grinch'
Y así llegamos hasta la nueva edad dorada de versiones animadas de Seuss, que se está revelando como una etapa altamente rentable. El pistoletazo de salida lo dieron Blue Sky Animation (creadores de la serie 'Ice Age') con 'Horton', que adaptaba de nuevo 'Horton Hears a Who!' y su historia de mundos diminutos en motas de polvo. Con un excelente trabajo de doblaje de Jim Carrey y Steve Carell, la película sale airosa en dos aspectos peliagudos de las adaptaciones en largometraje: la fidelidad a la esquemática fantasía original (aquí la raza de los Who y su hábitat es un hallazgo visual) y cómo estirar el argumento del cuento.
El resultado, estéticamente muy fiel a los diseños de Seuss, se trabajó desde los tiempos en los que el estudio desarrollaba 'Robots' en 2005. El estudio tuvo acceso a diseños y notas de Seuss facilitados por su viuda, y el esfuerzo se percibe en una película que transpira el genuíno espíritu del autor. La pulcritud de la adaptación fue recompensada con un exitazo en taquilla: los 85 millones de dólares de presupuesto se convirtieron en casi trescientos de recaudación.
Aún más repercusión en taquilla tendría la siguiente adaptación en animación 3D, 'Lorax: En busca de la trúfula perdida', guionizada por los responsables de 'Horton', Cinco Paul y Ken Daurio, aunque esta vez la producción correría a cargo de Illumination Entertainment (creadores de 'Gru: Mi villano favorito'). Estéticamente el resultado navega entre dos aguas: por un lado los diseños de Seuss (con especial incidencia en la memorable pieza de animación producida por Chuck Jones), por otro los personajes típicos de la compañía, que se funden en un estilo único y coherente, y que es una delicia completa en el caso del personaje titular, al que puso voz Danny De Vito.
El resultado, sin embargo, es aún más divertido que 'Horton', debido sobre todo a su corrosivo mensaje ecologista, subrayado por una serie de deliciosas canciones de John Powell y Cinco Paul que están muy por encima de la media del a veces algo abrasivo contenido musical de este tipo de películas. Estirando con ingenio el argumento por la vía de la acción y la aventura (aunque quizás banalizando el original al extirparle algo de su furia abstracta), 'Lórax' quizás no sea la adaptación más fiel y perfecta de Seuss, pero si no nos ponemos muy puristas, es desde luego una de las más divertidas.
Finalmente, tenemos 'El Grinch', quizás la menos interesante de toda la tanda, y también la más floja de las adaptaciones del cuento de Seuss. La deriva hacia el grafismo típico de Illumination que se inició en 'Lorax' se confirma, y queda poco de ese trazo levemente desastrado y algo agresivo que otras adaptaciones, incluso las de naturaleza CGI, han sabido conservar. El trabajo de Benedict Cumberbatch, aunque hace un gran trabajo cargando de negra ironía al personaje del Grinch, es una réplica suavizada de los anteriores, especialmente de la versión de Karloff.
También la inevitable necesidad de alargar la historia se hace aquí con menos ingenio que en la versión de Carrey o que en las otras adaptaciones recientes de Seuss, y se simplifica la actitud del Grinch, absolutamente negra y viciosa en otras versiones. Con el modelo de 'Gru' bien claro, este villano no es más que un sujeto gruñón pero esencialmente de buen corazón, y es fácil adivinarlo desde los primeros compases de la película. Es decir, que de Grinch tiene poco. No obstante, la pulcritud técnica de Illumination (el vello del protagonista es hipnótico) salva la función, pero está claro que para encontrar el espíritu de Seuss hay que echar la vista muy atrás.
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La noticia Todas las películas de Dr. Seuss, un Grinch de carne y hueso que se convirtió en clásico de la literatura infantil fue publicada originalmente en Espinof por John Tones .
Javier Fernandez
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