Desde que se comenzó a emitir en diciembre de 2011 la fantástica 'Black Mirror', cuya cuarta temporada acaba de estrenar la plataforma de video on demand Netflix, el presentador y guionista británico Charlie Brooker se ha convertido por méritos propios uno de los amos y señores de la sci-fi televisiva con alma más distópica.
A lo largo de sus seis seis años de hegemonía, la competencia no ha sido capaz de producir un revulsivo del show de Brooker a la altura de las circunstancias, siendo Amazon, en asociación con Sony Pictures Television, los últimos en intentar aportar un golpe de frescor al panorama de la ciencia ficción catódica que nos haga olvidar, al menos por un rato, el "espejo negro", con su 'Philip K. Dick’s Electric Dreams'.
Para ello han recopilado diez relatos del icónico escritor Philip K. Dick, autor de, entre otros, '¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?' —fuente literaria de 'Blade Runner'—, con los que han dado a luz una decena de episodios autoconclusivos que, si bien destacan en cuanto a forma y valores de producción se refiere, no honran en absoluto la figura de su creador original en términos narrativos, dando lugar a una antología de lo más irregular y simplemente aceptable pese a sus buenas ideas y destellos de brillantez.
Mejor sobre el papel
La primera sensación que transmite 'Electric Dreams' al hacer cómputo global una vez concluye su décimo y último episodio invita a pensar que las historias que adapta a la pequeña pantalla con mayor o menor fortuna funcionan mejor impresas sobre el papel que en formato audiovisual, desaprovechando en cierto modo gran parte del potencial que atesora la obra de una mente prodigiosa como la de Dick.
La tónica general de la serie, salvo alguna honrosa excepción que comentaremos más adelante, presenta un patrón según el cual cada capítulo arranca de un modo impecable, presentando una premisa de lo más atractiva durante unos primeros actos realmente absorbentes y particularmente inspirados. Por desgracia, estos notables alardes de creatividad tienden a deshincharse progresivamente conforme avanza la narración.
De este modo, la efectividad de planteamientos tan cautivadores como los de 'Crazy Diamond', o 'Impossible Planet' termina perdiéndose entre rodeos innecesarios y una estructura de lo más plana sin cabida alguna a giros dramáticos y sorpresas tan necesarios en el medio. Esto conduce a una insatisfacción igual de decepcionante que la creada por capítulos como 'Human Is' o 'Father Thing', cuyos argumentos no parecen haber salido del puño y letra de Philip K. Dick, ofreciendo la enésima aproximación, totalmente insípida, a la trama prototípica con suplantaciones de personalidad de por medio.
Por suerte, aunque no sea oro todo lo que reluzca, 'Philip K. Dick’s Electric Dreams' tiene sus momentos de lucidez —concretamente cuatro— que logran elevarla de la mediocridad para hacerla merecedora de un visionado con el espíritu crítico desactivado. Estos están encabezados por el fantástico 'The Hood Maker': un episodio cuyos personajes, estética y tono neo-noir transpiran la mejor esencia de una 'Blade Runner' en la que los replicantes han sido sustituídos por una raza de humanos con poderes telepáticos.
Junto a este thriller detectivesco protagonizado por un estimable Richard Madden —Robb Stark en 'Juego de tronos'— cuyo rol de investigador de los de sombrero y gabardina luce aún más gracias a su marcado acento escocés, las piezas tituladas 'Kill All Others', 'Real Life' y 'The Commuter' terminan de conformar lo mejor de la compilación, sobresaliendo como los ejercicios que mejor capturan y desarrollan la voluntad inherente a la ciencia ficción de explorar la realidad y la figura del ser humano y sus inquietudes a través de la fantasía.
Disimulando la irregularidad a base de músculo
Independientemente de sus altibajos narrativos, sería injusto no dar el reconocimiento que merece a la más que decente factura técnica que ostenta 'Electric Dreams', complementando un imaginario visual de primer nivel que en este caso sí favorece a los textos de K. Dick y dejando entrever que, pese a descalabros muy puntuales en los que los efectos derivan a la serie B digital de 'Battlestar Galactica', se ha tratado a la serie con todo el mimo y la dedicación que el material original requería, brindando pasajes realmente espectaculares.
Pero, más allá de su admirable diseño de producción, donde consigue deslumbrar realmente lo nuevo de Amazon y Sony es en la apabullante lista de intérpretes de renombre que pueblan su reparto. Desde Steve Buscemi a la Essie Davies de 'Babadook', pasando por Vera Farmiga, Juno Temple, Anna Paquin o Terrence Howard y culminando con un Brian Cranston que también hace las veces de productor ejecutivo; todos ellos entregados a la causa, dando empaque al conjunto y eclipsando al menos estelar equipo oculto tras las cámaras.
Puede que los fans más metidos en el género y los devoradores acérrimos de los textos de Philip K. Dick queden decepcionados con 'Electric Dreams', viéndola como un nuevo caso de "lo que podría haber sido y no fue". El resto de espectadores con un especial interés por la ciencia ficción encontrarán en ella un entretenimiento más que digno, de calidad discontinua y algo hinchado que pese a no aburrir en ningún momento, no hace honor al genio del escritor norteamericano que presta su nombre al título.
'Electric Dreams' se estrena el próximo 12 de enero en Amazon Prime Video.
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La noticia ‘Electric Dreams’: una irregular alternativa a ‘Black Mirror’ que no hace justicia a Philip K. Dick fue publicada originalmente en Espinof por Víctor López G. .
Javier Fernandez
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