Ocho temporadas ya. Parece mentira que ya llevemos ocho años (algo menos, en realidad) viendo crecer a una de las familias más peculiares de la televisión: los Gallagher. Los de Chicago, aclaro, que los de Manchester tiempo ha que no sabemos de ellos. Showtime (y Movistar+ en España) estrenó a principios de este mes de noviembre la octava temporada de 'Shameless' y podemos decir, que la serie sigue "como siempre".
Y tranquilos que, para mí este "como siempre" solo quiere decir que 'Shameless' sigue en plena forma. Quizá ya no esté a los niveles de hace cuatro años, pero por otro lado logra que ese estancamiento que viene experimentando la serie desde hace años no sea tal. Estamos en una etapa en la que los pequeños de los Gallagher entran en su madurez personal y los mayores se ven más libres del ejercer como padres y siguen con sus problemáticos.
La octava temporada de 'Shameless' comienza, de hecho, sin ningún conflicto a la vista pero con esa constante sensación de que las cosas no pueden ser tan fáciles para los Gallagher. Fiona con un nuevo edificio en el que tendrá que lidiar con los inquilinos morosos y problemáticos; Lip intenta seguir sobrio con su trabajo de mecánico mientras intenta "olvidar" a Sierra; Ian trabajará como paramédico junto al punto de ayuda para jóvenes en el que trabaja Trevor, su ex.
En el lado de los ya no tan pequeños Debbie parece haberse estabilizado cursando un ciclo formativo de soldadura; Carl está en plena efervescencia de disciplina militar aunque tenga la labor de colocar la metafentamina heredara de Monica; Liam sigue en el colegio para ricos donde empieza a darse cuenta de que le usan porque tener un negro queda bien en los folletos y Frank Francis tiene su clásica epifanía post-traumática. La diferencia es que esta vez parece ir más serio que nunca con su cambio de vida.
Ya a partir del segundo episodio vemos cómo van apareciendo ya los primeros problemas. Pero no tanto en la casa sino por más factores externos. También respecto a Kev y V, que aun siendo la trama más cómica tienen ante sí una gran exploración del pasado del personaje interpretado por Steve Howey que, tras cuatro episodios, es más trágica de lo que parece en principio.
Y es curioso porque, con el tema de Svetlana, hemos pasado del Alibi al Patsy Pies y es un cambio de ambiente que no está funcionando tanto como debería. Estoy echando mucho de menos esas escenas del bar, con esos borrachos que representan lo más exagerado del fragmento de la población obrera en una zona deprimida de una gran ciudad.
La octava temporada de 'Shameless' no promete tomar vuelos tan altos o tan caóticos como entregas anteriores. Si a eso le sumamos que llegaron hace tiempo a una buena zona de confort tanto a nivel técnico como de guion, nos encontramos con una serie de visionado cómodo siguiendo esa visión gamberra de un drama familiar por el que se han movido desde que Paul Abbot creó la serie original en Reino Unido.
No voy a entrar en el debate de qué serie es mejor o peor. La americana hace tiempo que encontró su propio camino y, la verdad, es que es estupendo.
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La noticia 'Shameless' comienza su temporada 8 acomodada en su propia fórmula fue publicada originalmente en Espinof por Albertini .
Javier Fernandez
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