Me imagino a Arquímedes saliendo desnudo de la tina y gritando “eureka, eureka”, al encontrar, por accidente, la solución al problema que le había planteado Herón de Siracusa. Pienso en la definición y en las variantes o aplicaciones del principio descubierto por él: “Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo, recibe un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen del fluido que desaloja”; o lo que es lo mismo: “un cuerpo flota si pesa menos que el agua que desaloja”.
La verdad es que se puede especular mucho, elaborar complejos entramados filosóficos, pero tengo la sospecha de que, quizás, el título de la obra del catalán Josep María Miró está un poco traído por los pelos. Sin embargo, no se puede negar que es un buen título, intrigante, que invita a ver la obra.
Francisco Javier Fernandez
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