'Ratched', la serie basada en la enfermera de 'Alguien voló sobre el nido del cuco' (One Flew Over the Cuckoo's Nest, 1975) se ha estrenado en Netflix llevando a todo tipo de reacciones y comentarios, logrando que se haya hablando durante todo el fin de semana de sus momentos más impactantes y su colección de excentricidades y caprichos marca Ryan Murphy.
Como creador y desarrollador de esta y otras series, el sello autoral de Murphy siempre está presente en todo lo que lleva su nombre, llevándole a tener una omnipresencia televisiva que indica una imaginación activa, llena de ideas que funcionan mejor y otras peor. Pero está claro que su implicación en unas y otras también depende del papel de sus colaboradores y asociaciones, o bien de la dedicación exclusiva del autor a cada producto.
Esto puede traducirse en lograr resultados de notables, o importantes como 'Pose' (2018-) a directamente magníficos, como 'Feud' (2017), en donde la implicación de Murphy es activa desde el primer episodio. También destaca su presencia, aunque solo como director de algunos episodios, de la prestigiosa 'American Crime Story', donde no figura entre sus creadores y guionistas.
La tentación visual del chicle y lo vintage
Dicho esto, su papel en unas y otras tiene tanto mérito como la responsabilidad o no en sus mayores fracasos. Su aventura en Netflix no empezó con buen pie y 'Hollywood' (2020) ya era una muestra de su peor versión, llevada a un extremo que nis sus mayores admiradores fueron capaz de digerir. Se puede argumentar que, al menos, cuando hay una serie nueva con el nombre del autor nos asegura un vestuario y un diseño de producción impecables y visualmente llamativos.
Casi todas las series de género de Murphy comienzan con deliciosas imágenes llenas de experimentación cercana al videoarte, un gran diseño e incluso, como en el caso de 'American Horror Story' (2010-), teasers independientes conectados temáticamente que ni siquiera tiene a los protagonistas de la serie. Un gancho inmediato que consigue lo más importante, capturar nuestra curiosidad y prestar atención a su nuevo invento, da igual cuántas veces hayamos salido decepcionados anteriormente. Estamos ahí, para ver lo que tiene que ofrecer.
Y el gancho en 'Ratched' no podría ser más jugoso. Está basada, nada menos que en el mejor personaje de 'Alguien voló sobre el nido del cuco', un clásico moderno que le valió el Óscar a la actriz que le dio vida. Automáticamente hay un aire de prestigio sobrevolando la marca de la serie, un toque que la conecta con otra propiedad, una jugada que, en realidad, tan solo tiene una función de marketing nada extraña en una industria que ya maneja los productos artísticos como contenido online, no deja de ser una forma de clickbait llevada al terreno televisivo.
El cebo de purpurina
Pero no merece la pena valorar si la serie hace justicia o no al film original . Es otro animal diferente, para lo bueno o lo malo, no es justo juzgarla como apéndice de la original cuando, desde el principio, el gesto proviene de un utilitarismo tan poco interesado en el film original, tan alejado de una verdadera conexión con el material de partida como lo tiene 'American Horror Story' con el terror. Tan solo utilizar la fachada, el reclamo de todo un género para plantear un producto que no solo se ríe de este, sino que parece no gustarle más que las ideas y lugares comunes más despistadas que se suelen asociar a este.
Aquí lo que cuenta es que tenemos a Sarah Paulson con muchos vestidos, pamelas y peinados, poniendo caras siniestras y demostrando que en 1947 también se podía ser muy bitchy, muy mean girl... muy divina. El diseño de arte es extravagante y suntuoso, con vidrios polarizados, mansiones caras con puertas de espejos, diamantes, collares de esmeraldas, pinturas y esculturas que cubren toda la pared y una institución mental llena de verdes azulados y salas clínicas sobrias y minimalistas que contrastan con el lujo y la ropa de grandes diseñadores.
La serie evoca deliberadamente el suspense perverso de Hitchcock, utiliza virajes de color verde para mostrar el estado emocional de los personajes como en 'Vértigo' (1958) y utiliza una banda sonora retro, con tintes de Bernard Herrmann y otras piezas de cine clásico de los años, supuestamente en los que transcurre la historia, con la intención de crear un contraste con la ambientación y mostrar "lo que no sale" en las películas de la época: sexo, sangre, parafilias y personajes LGTB+.
Anatomía del desastre
Lejos de mostrar algo de la sutileza o intriga de Hitchock, 'Ratched' es un festival de obviedad y torpeza. Si el uso del "color emocional" en 'Vértigo' es perceptible como parte de una ensoñación, aquí se tinta la pantalla a lo bruto, como el alumno de la clase que pretende ir de listo y recita de forma repelente para impresionar a su profesor. Hay muchos hilos de la trama que se van entrelazando vagamente y el uso de la violencia exagerada no es lúdica aunque por su exceso parece que es la intención, pero es desagradable e incómoda de forma gratuita.
Aunque los ocho capítulos parecen más centrados en una misma trama que la media en 'American Horror Story', el resultado es igual de enfangado en una deriva narrativa que quiere hablar de represión, de cómo esta lleva a otros comportamientos y al mismo tiempo mostrar a un personaje perverso desde el primer minuto. Quiere ser tantas cosas que acaba martilleando el ritmo con una serie de escenas elegidas por capricho, sin más criterio que el de dar paso a momentos que buscan provocar, como sexo a través de barrotes.
Hay una voluntad constante todo lo posible por conmocionar y asombrar, y parece que todos los personajes deben pasar por grandes tensiones dramáticas en algún momento. Todo, además, acompañado por el uso menos orgánico y acompasado de una banda sonora que siempre es amenazante e intensa, siempre está en el punto álgido, dinamitando cualquier mecanismo sencillo de lenguaje secuencial. Todo está destacado a cada minuto, todo es colorido logrando una monotonía de intensidades que incluso mirándola desde una perspectiva camp, se convierte en un aburrimiento plano.
Lobotomía Horror Vacui
'Ratched' tiende a mostrar a un personaje multidimensional, de asistente cariñosa y compasiva a lesbiana reprimida que lucha por aceptar su sexualidad. Este inevitable trasfondo queer es introducido a través de su relación con Gwendolyn Briggs, la ayudante del gobernador de California,y puede resumirse en la escena en la que esta cree que están en una cita porque pide ostras y luego procede a enseñarle a comer una. Una escena grotesca y exagerada que pretende entablar un lenguaje en clave tan burdo como desfasado.
Murphy parece que muestra su sensibilidad queer con un casting sospechoso, con un tufillo clasista que objetiviza hombres con imágenes de fantasía de catálogo, suma y suma escenas con intención provocadora, como si no le bastara rescatar a Sharon Stone con un mono vestido con sus mismos modelitos. Pero el engranaje sigue hasta el episodio 6, cuando se nos cuenta la historia de Mildred Ratched , una desagradable representación con marionetas en la que la enfermera comienza a ver si propia historia En dicho espectáculo de títeres, Mildred inmediatamente comienza a escuchar otra historia.
Los títeres recrean su infancia, donde ella y su "hermano" son en realidad dos huérfanos sin parentesco que se unen por un abuso compartido, y si la frivolización con la pedofilia no es bastante, se le da una vuelta de tuerca explicando que el sexo es entre ellos, en el escenario, frente a clientes pedófilos que pagan. Es tan barato y ramplón que además de mostrar todo con marionetas hay flashbacks de recuerdos con actores reales.
Murphy desenmascarado
Si la secuencia gestiona su mal gusto de forma chabacana, el mayor problema es cómo se corona el episodio, cuando, inmediatamente después de que haberlo presenciado hay una nueva exposición de su historia, esta vez en forma de monólogo de Paulson que se prolonga durante cuatro minutos, tratando de darle una solemnidad emotiva que tan solo produce perplejidad. Recalcando lo mismo, con una falta de elegancia en el guion desesperante, que en realidad ya podía comprobarse en cualquier temporada de 'American Horror Story'.
'Ratched' marca un nuevo fondo en la carrera de Murphy. La época tumblr ha pasado, la búsqueda del gif y las capturas con frases tienen sentido cuando tienen un significado más grande, cuando la historia esconde emociones y el desarrollo de la misma los hace germinar en momentos que resuenan en las tripas. Algo falla cuando esos momentos se apilan en una colección de estampas y frases diseñadas para parecerse a cómo otros han logrado abrirse paso en las comunidades de culto.
'Ratched', como buena parte de las ficciones de Murphy, es un producto diseñado para epatar y entrar por los ojos, con infinidad de situaciones y momentos forzados para llevar su trascendencia a a interfaz de las redes sociales, con tanta inseguridad en su propia consistencia que dobla la cantidad de gore, sexo, y traumas que explotan lo que denuncian en un discurso barato hasta extremos ofensivos. El punto más positivo de la serie es que deja aún expuesto a un autor que repite una y otra vez su misma impostura, dando pie a una reevaluación necesaria de los supuestos méritos de sus producciones más populares.
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La noticia 'Ratched' y la fórmula Ryan Murphy: cómo la serie de Netflix revela los tics de un autor estancado fue publicada originalmente en Espinof por Jorge Loser .
Javier Fernandez
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