La franquicia ‘Fast & Furious’ es una de las pocas que ha demostrado poder competir contra el gigantesco universo de Marvel durante los últimos años, pero hasta ahora la saga había seguido el camino cómodo: una secuela detrás de otra. Eso cambia con la llegada de ‘Hobbs & Shaw’, spin-off centrado en los personajes interpretados por Dwayne Johnson y Jason Statham. Una curiosa elección que por lo visto en los avances prometía acción y cachondeo de primer nivel.
‘Hobbs & Shaw’ contaba además con la baza de la presencia tras las cámaras de David Leitch, co-director de ‘John Wick’ y también artífice de ‘Atómica’ o ‘Deadpool 2’. Sobre el papel apuntaba a ser uno de los mejores entretenimientos del año, pero a la hora de la verdad no llega a tanto. Sin embargo, sí que tenemos en ella una simpática fantasmada que saca partido al carisma de sus protagonistas y a la innegable química entre ambos.
La extraña pareja
Uno de los aspectos más divertidos de ‘Fast & Furious 8’ fue emparejar a Johnson y Statham por mucho que sobre el papel resulta imposible pensar en una colaboración. La película convirtió en virtud lo que parecía imposible y dejó con ganas de más al espectador, así que ‘Hobbs & Shaw’ simplemente tenía que idear una excusa convincente para que trabajasen juntos y eso es lo que hace el guion. No esperéis grandes esfuerzos para justificarlo, pero es que tampoco hace falta.
De hecho, todo lo relacionado con la misión depende más de la efectiva presentación de Idris Elba como villano de la función y de la cómica aparición de Ryan Reynolds que de entrar en detalles. Aquí lo que importa es que la historia avance y que si no estamos en una escena de acción haya la suficiente cantidad de humor para que el público no desconecte -otra cosa es que el estilo adoptado sea del gusto del espectador, pero ahí uno ya debería saber qué puede esperar de una película como ‘Hobbs & Shaw’-.
Salvado el preludio, la película gana una energía diferente por la dinámica que se establece entre Johnson y Statham. Las puyas verbales son constantes y ayudan a que el ritmo no decaiga cuando todo se calma un poco, pero cuando Leitch saca lo mejor de sus dos protagonistas es cuando tienen que trasladar esa rivalidad a su forma de lidiar con los enemigos. Salvando las distancias, es una especie de réplica mucho más gamberra y adrenalítica de la que había entre Legolas y Gimli en ‘El señor de los anillos’.
Luces y sombras de ‘Hobbs & Shaw’
Eso compensa en parte unas escenas de acción ligeramente decepcionantes. No faltan los excesos, las peleas cuerpo a cuerpo y las persecuciones -aunque como un elemento más en lugar de ser un rasgo distintivo-, pero da la sensación de que Leitch no ha tenido la oportunidad de plantearlas siguiendo un estilo propio y ha tenido que plegarse a lo que él consideraba propio del mundo Fast & Furious. Eso lleva a que funcionen mejor cuando están marcadas por la rivalidad mencionada entre sus dos protagonistas que cuando toca ponerse algo más serios.
Eso sí, el guion firmado por Chris Morgan -responsable de todos los libretos de la saga ‘Fast & Furious’ desde su tercera entrega- y Drew Pearce tiene claro varios conceptos. El primero es que hay que dar algo más que una sobredosis de Johnson y Statham para que el público no acabe cansado de ellos antes de tiempo. La entrada de un tercer personaje femenino ayuda a dotar de cierta variedad al relato -y a incidir más en la importancia de la familia, un rasgo esencial en este universo que aquí vuelve a tener una presencia notable- y la llegada de algunos personajes secundarios también es un alivio necesario.
Pese a ello, ‘Hobbs & Shaw’ sí acaba saturando un poco en su tramo final, ya que sus rasgos menos estimulantes se acentúan -y se añade alguna inevitable, en especial una vinculada al personaje de Statham que da un giro a lo visto hasta ahora- mientras que sus virtudes pierden fuerza. Es como si exprimiesen tanto el coche que tienen que simplemente ya no diera más de sí, pero al menos se las ingenian para ponerse a salvo. Con todo, unos minutos menos le habrían sentado de fábula.
En definitiva, ‘Hobbs & Shaw’ es un pasatiempo veraniego bastante digno siempre que tengas muy claro qué es lo que te va a dar: una ida de olla en la que casi cualquier cosa está permitida con tal que todo siga hacia delante. Eso sí, he de reconocer que me ha dejado con cierta curiosidad sobre esa organización malvada tipo SPECTRE del siglo XXI aunque apenas ahonden en ella. Ojalá sepamos más de ella en el futuro.
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La noticia 'Fast & Furious: Hobbs & Shaw', una simpática fantasmada apoyada en el carisma de Dwayne Johnson y Jason Statham fue publicada originalmente en Espinof por Mikel Zorrilla .
Javier Fernandez
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