‘Paquita Salas’ nació como una serie pequeña con la que Atresmedia quería conectar con un público más joven a través de Flooxer. Lo cierto es que lo consiguió, pero durante un tiempo pareció que se iba a quedar en una cosa sin ningún tipo de continuidad, pero fue ahí donde apareció Netflix para sumar primero la serie a su catálogo y luego comprar sus derechos a Atresmedia para dar luz verde a una segunda temporada que se estrena este viernes.
Por mi parte, llegué tarde a ese fenómeno a pequeña escala que fue la primera tanda de episodios de ‘Paquita Salas’ y creo que eso acabó jugando más en su contra que a favor. Ciertas alabanzas eran tan grandes que luego es cierto que disfruté lo que vi, pero a un nivel más terrenal. Ahora con la segunda he vuelto a pasármelo bien reencontrándome son su humor meta y un componente más emocional que va agudizándose con el paso de los episodios.
Las penurias de Paquita
Ya en la primera temporada quedó clara que los años de esplendor de Paquita como representante habían quedado atrás, y es que ni siquiera conseguía retener a Macarena García, su mejor cliente. Además, las alegrías pronto daban pie a decepciones y solamente le quedaba la posibilidad de que el descubrimiento de una posible nueva estrella interpretada por Anna Castillo lograse que eso cambiara.
Ese detalle es recurrente a lo largo de una segunda temporada que empieza mostrando su lado más divertido en el primer episodio, con Paquita intentando controlar todos sus impulsos, desde sus ansias por la comida hasta las ganas de cantarle las cuarenta a alguien. No es que haga nada especial ahí, pero sí que el guion de los Javis -Javier Ambrossi y Javier Calvo- funciona bastante bien y Brays Efe lo ejecuta todo de maravilla hasta su inevitable estallido final.
Sin embargo, ya en la primera entrega se plantan las semillas de lo que está por venir: las penurias para PS Management. Eso es algo que se aprovecha para potenciar ese humor meta que tan bien funcionó en la primera temporada y que aquí lleva a la aparición de multitud de rostros conocidos, funcionando mejor en algunos casos que otros. Sí que se roza el overbooking en algunos momentos, pero la brevedad de la temporada -de nuevo cinco episodios- evita que llegue a molestar.
Además, ‘Paquita Salas’ recupera ese factor entrañable que sin duda fue decisivo para que muchos amantes de la televisión se encariñasen con ella y su universo. Lo hace tanto en pequeños detalles aquí y allá -a ello ayuda mucho una Belén Cuesta que siempre sabe exprimir al máximo cuando le dan un buen papel- como en un capítulo que gira principalmente alrededor de Lidia San José interpretando a una versión de sí misma.
Más virtudes que problemas
Tampoco falta una mirada al pasado de Paquita donde se alternan buenas ideas con otras en las que veo la ocurrencia pero la ejecución no termina de ser la deseada, algo que ya pasaba en la primera. Otro aspecto que no me terminó de enamorar fue la mejorable utilización de una Anna Castillo que no tiene mucha presencia cuando se nos había preparado previamente para que tuviese una presencia notable aquí, ¿quizá un problema de agenda que le ha impedido participar tanto como les hubiese gustado a Los Javis?
Por otro lado, también noté que la reincidencia en su característico estilo humorístico coquetea en ocasiones con la repetición, pero como lo hace planteando una línea narrativa clara y apostando por ella claramente es algo que puedo pasar por alto. A fin de cuentas, hasta los momentos que se quedan lejos de dar en la línea son al menos simpáticos y a eso ayuda mucho el buen trato que da a sus personajes principales.
De ahí nace lo que la hace especial, incluso aunque no conectes tanto con ella como le ha pasado a otros espectadores, ya que se nota que además de entender bien a sus personajes, también saben qué teclas han de tocar para que brillen y eleven una serie bastante sencillita -algo que se percibe sobre todo cuando apuestan por un humor más terrenal, como en la discusión sobre los motivos para no hablar en cierta escena- a otro nivel.
En definitiva, la segunda temporada de ‘Paquita Salas’ mantiene las constantes vitales de la serie dando además un paso adelante en la vida de sus protagonistas. Habrá que ver en qué desemboca eso en una tercera tanda de episodios ya confirmada por Netflix, pero por ahora lo que nos queda es una nueva dosis que a buen seguro disfrutarán sus seguidores y le permitirá sumar algunos más.
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La noticia 'Paquita Salas' es igual de divertida y entrañable en una temporada 2 que aumenta el factor emocional fue publicada originalmente en Espinof por Mikel Zorrilla .
Javier Fernandez
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