Quizás habéis notado, de repente, esta mañana una perturbación en la fuerza en Twitter. Netflix España ha añadido a su catálogo, completa, 'Perdidos', y enseguida han aparecido todo tipo de comentarios en redes sociales sobre ello. La mayoría eran de espectadores que la vieron en su momento y que no tienen ganas de revisionarla, con algunos haters del final y unos pocos fans que se alegraban de tener la oportunidad de volver a ver sus capítulos favoritos.
Y también, seguro, hay gente que no la ha visto nunca y que se pregunta si merece la pena asomarse a una de las series más influyentes de los últimos quince años en la televisión. Todavía hay estrenos cuyos creadores afirman seguir un poco el modelo de 'Perdidos' (como Mike Schur en 'The good place'), y tiene gran parte de culpa del modo en el que vemos actualmente las series; diseccionándolas hasta la saciedad en las redes sociales.
El fenómeno de 'Perdidos'
'Perdidos' es, probablemente, el título más asociado con aquella cosecha de series de la temporada 2004/05 que representó un notable salto adelante en la ficción televisiva. Fue uno de los grandes éxitos de audiencia de aquel año, con picos que superaban los 20 millones de espectadores, un Emmy al mejor drama en 2005 y, sobre todo, una intensa actividad de sus fans en internet.
A través de foros y Facebook, sobre todo, los espectadores analizaban, fotograma a fotograma, los episodios en busca de pistas que les permitieran averiguar qué era aquella isla en la que se estrellaba el vuelo Oceanic 815 de Sydney a Los Ángeles, qué secretos ocultaban sus protagonistas, qué era aquel "monstruo" que parecía habitar en la jungla y quiénes eran los Otros, esas extrañas personas que se dedicaban a hostigar, de todas las maneras posibles, a los náufragos. Y por qué había una escotilla en medio de la selva.
Es difícil reproducir la sensación de estar viendo algo diferente que tenían los espectadores de aquella primera temporada en 2004. En 2016, muchas series han intentado aprovechar la fórmula de 'Perdidos', sin éxito. Pero eso no impide que, si tenemos curiosidad por ver de qué va todo el jaleo alrededor de la serie, podamos darle una oportunidad ahora que está en Netflix (y en Wuaki Selection y en Yomvi).
Una serie de personajes
Cuando 'Perdidos' estaba aún en emisión, y los fans más acérrimos intentaban adivinar cómo sería su final y qué explicación tendrían cosas como esa ubicua sucesión de números, había otro sector que se empeñaba en decir que lo importante de la serie era el viaje, y no cómo fuera a terminar, y que eran sus personajes el verdadero centro de todo, lo que solía sucitar todo tipo de bromas y chistes. Títulos posteriores como 'FlashForward' terminaron demostrando su certeza.
Si 'Perdidos' pudo aguantar tanto tiempo en antena no fue sólo por su querencia a responder misterios con nuevos misterios, sino porque el principal enigma eran sus protagonistas. Todos llegaban a la isla con fantasmas del pasado que tenían que exorcizar, y en sus primeros compases casi enganchaban más sus flashbacks, desvelando poco a poco quiénes eran antes de subirse a aquel avión, que la sucesión de cosas inexplicables que ocurrían en la isla.
'Perdidos' construyó grandes villanos como Ben Linus, a tipos tan complicados como John Locke, y es cierto que tenía un don para los finales de temporada. La principal virtud de la serie es que sus capítulos se pasaban en un suspiro, y aunque los hubo bastante innecesarios (ese flashback para explicar cómo había consgeuido Jack sus tatuajes en un hombro), aportaban tanta diversión y entretenimiento, que acababan enganchando, incluso aunque la trama serializada avanzara poco.
¿Y qué pasa con el final?
Durante cinco años, 'Perdidos' consiguió uno de esos fenómenos extraños de convencer tanto a la crítica como al público (o al público que no huyó despavorido en cuanto se dio cuenta de que estaba viendo una serie de ciencia ficción que enseñó sus cartas gradualmente), pero el romance se rompió con la sexta temporada, que era también la última. Muchos espectadores dirán que el final es terrible, pero ese final es producto de una entrega que se vio desnortada justo en el peor momento.
Aquí entran ya cuestiones muy subjetivas y personales, por lo que habría que incluir ese "in my opinion, Your Honor", que decían en 'The good wife' de vez en cuando. Así que, en mi opinión, el final de 'Perdidos' no es malo. No es el mejor que podrían haber hecho (para mi gusto, resolvieron demasiadas preguntas que importaban poco), pero no es tan horrible, que automáticamente invalide todo lo que ha venido antes. El problema está en la sexta temporada, en la que los personajes se movían de un lado para otro sin un objetivo claro, y donde las respuestas a algunos de los enigmas de la isla restaron cierto interés a la serie.
Dicho todo esto, si nunca habéis visto 'Perdidos', es uno de los visionados más entretenidos que podréis disfrutar. Habrá cosas que ya no os sorprendan porque muchas otras series las han hecho después, y se perderá una parte fundamental de la experiencia de seguirla semanalmente en su momento, como eran las discusiones y especulaciones entre episodios. Pero sin 'Perdidos' no se entiende la televisión del siglo XXI.
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La noticia Por qué merece la pena ver 'Perdidos' fue publicada originalmente en Vaya Tele por Marina Such .
Javier Fernandez
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