jueves, 25 de agosto de 2016

Francisco Javier Fernandez - La segunda temporada de ‘Casual’ empuja a sus personajes hacia el autodescubrimiento

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Es extraordinario cuando una serie aprovecha al máximo las ventajas que ofrece el formato televisivo, y más cuando se combina con la libertad creativa que permite una plataforma de streaming como Hulu.

La primera temporada de ‘Casual’ resultó un visionado delicioso gracias a lo trascendental de su rutina. La construcción de personajes nos llegaba a través de sutilezas que sacaban el máximo partido a lo anecdótico de la vida cotidiana. Los diálogos precisos, los planos de un gesto y los eventos del día a día eran tan elocuentes que poco a poco íbamos conociendo a Valerie, Laura y Alex.

Esa cotidianidad se ha transformado en la segunda temporada. Estamos tan familiarizados con el trío protagonista que sabemos de dónde vienen cuando reaccionan de tal manera o por qué se comportan como lo hacen. Entendemos lo que les mueve incluso mejor que ellos mismos y el relato hace de esto una ventaja para convertir sus caminos en la segunda temporada en algo más transformativo.

Aunque la estructura siga cimentada en la rutina del día a día, el conjunto tiene un aspecto menos cotidiano y las tramas que navegan los protagonistas se evidencian como algo más relevante e impactante en sus vidas que simplemente la exploración de quiénes son, como ocurría en la temporada anterior.

El control de la vida

Valerie On Her Phone Casual Season 21

Hemos visto cómo Valerie sigue en su búsqueda de entender qué clase de relación busca y qué papel cree que tiene que jugar una pareja en el todo de su vida, camino que le lleva a replantearse su matrimonio fracasado, aceptar qué fue lo que lo rompió y decidir si esos motivos son decisivos o no para ella.

Una cosa que me encanta de ‘Casual’ es que sea tan honesta con sus personajes, que se sienten como personas, llenas de dudas y con un entendimiento limitado de sí mismas. Después de la relación con «el hombre del hotel», de lo ocurrido con los amigos y del descalabro con Alex, Valerie no se siente la protagonista de su propia vida. La narración consigue que entendamos su angustia y no nos sorprenda que realmente se plantee volver con su exmarido, pero detalle a detalle ha ido construyendo esa crisis. Una crisis reflexiva y calmada que finalmente le lleva a hacer un cambio y mudarse de la casa de su hermano.

El control de uno mismo

En cuanto a Alex, es el personaje más doloroso de seguir. Sigue siendo un sociópata egoísta considerable, pero esta temporada le ha llevado por un camino de autodescubrimiento muy interesante. El auto boicot es la técnica esencial de su comportamiento, y evento a evento (la exnovia, el trabajo, Valerie, su padre) ha conseguido ser consciente de su problema.

Me atrae la dicotomía que consigue ‘Casual’ con este personaje: alguien con quien es muy difícil de conectar y/o desarrollar simpatía, pero que está tan genuinamente roto y solo que es imposible no sentir lástima por él; y alegría cuando da un paso adelante cuando consigue enfrentarse a su padre o cuando acepta que necesita terapia psicológica.

El control del compromiso

Medium Clean

He dejado para el final el arco que para mí ha sido el más interesante de la temporada, Laura. Aunque el concepto de adolescente inadaptado y de esencia melancólica es un cliché entre los personajes de esta edad, Laura siempre tuvo un brillo especial. Gran parte es gracias a Tara Lynne Barr, que consigue inyectar al personaje mucha naturalidad y honestidad, dándole la mezcla justa de inocencia y escepticismo. Esta temporada hemos vivido con ella la alegría de conectar con alguien, algo que se reflejaba también en la conexión inicial de Valerie y Jennifer, aunque la actitud de madre e hija fuera muy diferente.

Pero sobre todo hemos percibido, cita a cita, conversación a conversación, la verdadera naturaleza de su relación con Spencer (otro adolescente interesante y auténtico, ¡milagro!). Laura había firmado por no tener que preocuparse por el futuro, por quedarse con la luna de miel y no preocuparse por el compromiso. Y cuando su novio ya no está moribundo, se resiste a la introspección requerida para entender su repentino rechazo.

Y madre e hija se comprenden en seguida.

Es curioso cómo la narración nos ha planteado también las dos caras de la moneda con respecto al compromiso en las relaciones y la muerte. Lo terminal suele provocar que el ser querido se aleje para proteger sus sentimientos –y es lo que decide hacer la madre de Alex y Valerie. Laura tiene la reacción opuesta y su forma de proteger sus sentimientos es hacerlos perecederos por decisión propia, no arriesgarse al camino largo (y acabar como sus padres) y encapsular ese amor ideal.

‘Casual’ vuelve a confirmarse como uno de los dramas (dramedia, podríamos decir) más interesantes de la actualidad, que ataca temas como el amor platónico, la influencia de los padres y la muerte con mucha honestidad y naturalidad –y a veces incomodidad, para qué negarlo. En 2017 podremos ver la tercera temporada, 13 capítulos que seguirán explorando los cambios que han sufrido Laura, Alex y Valerie.

En ¡Vaya Tele! | 'Casual' es rutina trascendental, un oxímoron que enamora

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La noticia La segunda temporada de ‘Casual’ empuja a sus personajes hacia el autodescubrimiento fue publicada originalmente en Vaya Tele por Adriana Izquierdo .


Javier Fernandez
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