Ha pasado ya una semana desde que Netflix estrenó la muy esperada segunda temporada de ‘Daredevil’ y creo que va siendo hora de hacer balance sobre ella antes de que cierta mastodóntica película de superhéroes le arrebate todo el protagonismo. Los avances prometían algo impresionante e incluso mejor que lo conseguido en la excelente primera tanda de episodios, pero siempre quedaba la duda de si la serie sufriría el típico bajón que ha afectado a muchas otras con un arranque fulgurante durante sus segundas temporadas.
Las dudas no tardaron en disiparse tras su estupendo primer episodio y he de confesar que devoré los doce restantes en pocos días, aunque tengo constancia de que otros seriéfilos acabaron con ella en mucho menos tiempo. No puedo hablar de una temporada redonda, ya que hay ciertos defectos que lo impiden, pero sí de una nueva demostración de que ‘Daredevil’ sigue siendo la mejor serie de superhéroes.
¿Qué clase de héroe es Daredevil?
El gran eje de la primera temporada era la creación de Daredevil como superhéroe y el desarrollo en paralelo del villano condenado a ser su némesis. Los paralelismos entre ambos hacían que se enriqueciesen mutuamente, y eso es algo que no olvida la serie de Netflix durante su segunda temporada. Lo importante ahora es que hay que determinar con mayor claridad qué tipo de héroe es el protagonista.
Tanto Punisher como Elektra no son más que lo que podría ser Daredevil a poco que se torcieran las cosas, de forma radical en el caso del primero y más perversa y juguetona en el caso de ella. De esta forma se van dando más matices a Matt, quien llega incluso a cuestionarse la necesidad de seguir ejerciendo como protector de La Cocina del Infierno y a abrazar la posibilidad de llevar una vida normal.
Sin embargo, todos sabemos que eso estaba condenado a acabar mal, pero no por ello deja de afectarnos, tanto por sus efectos en Matt -el único pero que puedo poner a su progresiva evolución con respecto a Elektra es que ese último y lógico momento juntos deja demasiado claro qué es lo que va a suceder después- como en Karen -impecable y bellísima Deborah Ann Woll-, un personaje que no ha dejado de crecer pese a que al principio parecía que podía convertirse en uno de los lunares de la serie.
De hecho, uno de los muchos logros de estos nuevos episodios de ‘Daredevil’ es que me importa muchísimo cómo afecta todo al trío protagonista y a la relación entre ellos. Eso no quita que al principio tuviese miedo en que las nuevas grietas en la amistad entre Matt y Foggy pudieran volverse un poco redundantes, pero Doug Petrie y Marco Ramirez, los nuevos showrunners, saben cómo desarrollarla para que no sea el caso, pero también para que entendamos su distanciamiento sin que por ello deje de importarles lo que le suceda al otro.
Eso sí, al final todo gira alrededor de la definición de Daredevil, un héroe con un código muy marcado que se pone a prueba en varias ocasiones a lo largo de esta segunda temporada -incluso con flashbacks antes de que fuera Daredevil-, hasta el punto de que tiene que ser el propio Punisher quien le ponga freno en un gran momento -como la práctica totalidad que comparten estos dos personajes- que marca el punto en el que está más perdido y frustrado.
La clave es que Daredevil no debe matar a nadie de forma deliberada -los accidentes ocurren-, eso es lo que le permite diferenciarse de ser un simple justiciero urbano que se toma la ley por su mano. Sí, romperá huesos e incluso puede que llegue a disfrutar golpeando a los villanos, pero él debe viajar en todo momento por esa fina línea que le mantiene como un defensor de la justicia.
No me cabe duda de que la serie seguirá estirando al máximo ese límite en el futuro, tanto con la probable resurrección de Elektra como en un futuro e inevitable nuevo enfrentamiento con un Wilson FIsk -grandiosas sus apariciones, con Vincent D’Onofrio demostrando que sigue siendo un villano inmejorable que no te cansas de ver, aunque así te deja claro que el resto no molan tanto- que sigue perfilándose como Kingpin, pero Daredevil no puede romperse o se corre el peligro de que todo se venga abajo.
Punisher y Elektra
Todo ello está aliñado con esa fascinante oscuridad que no cae en el error de querer ser demasiado trascendental. De hecho, no faltan gotas de humor aquí y allá para no caer en un pesimismo excesivo o en una decadencia moral tal que dañe el objetivo de estos episodios. El fallo a que le veo es que creo que los guionistas no han terminado de dar en la diana con los personajes de Punisher y Elektra, y eso que tanto Jon Bernthal como Elodie Yung parecen nacidos para interpretarlos.
Tengo claro qué es lo que busca hacer la serie con ellos dos y creo que es un gran acierto que al principio se centre de forma exclusiva en Punisher, pero aquí surge un problema muy inhabitual en las series de televisión: hacían falta más episodios para conseguir perfilarlos mejor, ya que Punisher acaba ligeramente desdibujado en toda la parte del juicio -ahí la serie se centra más, y muy bien, en cómo afecta todo a los tres protagonista-.
Por su parte, Elektra es genial tanto en sí misma como en esa maravillosa relación que tiene con el protagonista -¿en qué otra serie o película de superhéroes se atreverían a decir que alguien ha identificado a la persona detrás de la máscara por su culo?-, pero me falta algo más de profundidad específica en ella misma. Sí que entiendo muy bien todo lo relacionado con Matt, pero con ella me falta algo por mucho que al final juegue un papel fundamental en los planes de Nobu.
Aquí queda la duda de si eso es algo que mejorarán en el futuro, ya sea dentro de la propia ‘Daredevil’ o con una serie propia -mira que me encanta ‘Punisher’ y el enfoque que le han dado al personaje más allá de ser una fuerza imparable, pero no tengo del todo claro que un spin-off sea la opción más acertada-, pero esa decisión de no querer estirarlo más de la cuenta ha provocado que se hayan quedado un poco cortos en ambos casos.
Otros detalles de la segunda temporada
Por último, no quiero olvidarme del impecable acabado técnico, tanto en la muy comentada pelea del final del tercer episodio -¿qué otra serie está en condiciones de competir con ella en este apartado?- como en infinidad de otras escenas -brillante por ejemplo también la de Punisher acabando con todos los presos-, pero cuidando también al máximo otros detalles más mundanos -aquí la oscuridad característica de la serie está mucho mejor llevada, permitiéndose incluso que las escenas diurnas realmente lo parezcan en lugar de ser también un tanto deprimentes sin verdadera necesidad-.
Tampoco han faltado los guiños de todo tipo -aquí podréis ver una detallada lista-, el seguir plantando semillas de cara al universo compartido con otras series de Marvel hechas en Netflix -debería haberlo visto venir, pero no pude reprimir la sorpresa y el entusiasmo ante la aparición de Carrie-Anne Moss- y, sobre todo, la sensación de que tenían muy claro lo que buscaban y cómo hacerlo.
Sólo les ha faltado un poco más de espacio para redondear la jugada -¿quizá resultando de la inexperiencia de los nuevos showrunners en ese papel?-, pero lo que hay ya está a un nivel tan alto que no son más que simples detalles que no empañan lo encantado que he quedado con el resultado final. Ahora sólo me queda esperar que no tarden mucho en hacer la tercera temporada para seguir demostrando que es la mejor serie de superhéroes actual y que tampoco tiene muy lejos el ser la mejor a secas.
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La noticia 'Daredevil' sigue siendo la mejor serie de superhéroes fue publicada originalmente en Vaya Tele por Mikel Zorrilla .
Javier Fernandez
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