Hace poco, con motivo del lanzamiento de Disney+, volvíamos a las producciones menos conocidas de Disney, películas que se hicieron en un periodo más fluido a ciertos tonos oscuros e incluso terroríficos de su maquinaria de acción real. Muchos de esos títulos ni siquiera han sido subidos a la plataforma, sin embargo sí que están disponibles la gran mayoría de sus clásicos de animación. Muchos de ellos, son conocidos por tener un lado oscuro.
Muchos de los films de los 40 y 50 tenían otras sensibilidades y en general podía colarse aquí y allá algún momento extraño, turbio o, definitivamente inapropiado para una película infantil. Analizamos algunas de esas fugas más tenebrosas o extrañas de sus filmes de animación y cómo han creado cierto recuerdo de miedo o incluso pequeño trauma en niños que no esperaban ciertos elementos de horror o tragedia en una película pensada para ellos. La mayoría de sus clásicos están disponibles en la plataforma de Disney+.
‘The Mad Doctor’ (1933)
Este siniestro corto de Mickey Mouse se concibió antes del código Hays y parodiaba las películas de casas encantadas y científicos locos de los años 20. Considerado demasiado aterrador para niños, fue censurado y enterrado por la propia compañía durante años. Además de monstruos y esqueletos, aparecía el Doctor Loco, que podría rivalizar con el de ‘El ciempiés humano’ (The Human Centipde, 2009) con su plan de unir la cabeza del Pluto al cuerpo de un pollo, con escenas de tortura propias de la saga ‘Saw’ y la elocuente mutilación de la sombra del perro.
‘Blancanieves y los siete enanitos’ (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937)
La primera película animada de Disney ya venía cargada de momentos como ese espejo mágico de pesadilla o los planes de la reina, quien no solo quiere muerta a la joven Blancanieves, sino que pide su corazón en una caja. La protagonista perdida en el bosque es un corto de horror gótico y alucinógeno, pero la transformación en bruja es traumática y grotesca y no duda en patear sádicamente los cadáveres de sus prisioneros. Por no hablar del momento necrófilo tabú del final del cuento. Un príncipe que va besando jovencitas muertas es todo un partidazo.
‘Fantasía’ (1940)
La tercera película animada de Disney guardaba, sin exagerar, uno de los más tétricos momentos del audiovisual de terror del siglo XX. En la penúltima secuencia de "La noche en monte pelado", un demonio surge de una montaña para, literalmente, desplegar el infierno en el mundo. Convoca a varios demonios y espíritus realmente inquietantes: monstruos esqueléticos, entidades deformes y acechantes al son de un descomunal diablo de ojos ardientes, cuernos amenazantes, gigantescas alas de murciélago y dientes afilados, una imagen que parece salida del ‘Fausto’ (Faust, 1926) de Murnau.
‘Pinocho’ (Pinocchio, 1940)
Si el libro original de Carlo Collodi ya es oscuro de por sí, la capa de maravilla inocente de la animación Disney no hace sino convertir la obra en un caramelo envenenado para niños. Aunque hay elementos macabros aquí y allá —esos relojes de Gepetto la mar de turbios— el grueso de horrores está en la isla de niños secuestrados, explotados y transformados en burros. La muerte del niño y la resurrección por parte de un hada le convierte en un niño-Frankenstein que, como bien explica ‘Cementerio de animales’, puede salir rana.
‘Dumbo’ (1941)
Otra historia de explotación infantil, esta vez de un elefantito al que han separado de su madre, encerrada y repudiada por el resto de elefantes, lo que hace que el pequeño sea humillado por sus grandes orejas. No solo la crueldad del punto de partida se pasa un poco de frenada, sino que tenemos una escena de con elefantes de todas las formas, colores y patrones asaltando las pesadillas de Dumbo con ojos negros sin alma y con momentos de body horror surrealista como esa criatura hecha completamente de otras cabezas de elefante.
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‘La leyenda de Sleepy Hollow’ (The Legend of Sleepy Hollow, 1949)
Una de las más fieles adaptaciones de la historia de 1820 de Washington Irving, en la que vemos las tribulaciones de Ichabod Crane perseguido por el Jinete sin cabeza, un auténtico ser infernal con una calabaza en llamas, una idea nacida aquí, que se asocia con el inicio de la tradición americana de Halloween de decorar esa hortaliza. Sin embargo, aunque la aparición es imponente, lo que fascina es el uso de recursos góticos de todo tipo en una atmósfera de terror que precede a Mario Bava y la Hammer. El final ambiguo deja una incómoda sensación de vacío.
‘Alicia en el país de las maravillas’ (Alice in Wonderland, 1951)
Si el cuento de Lewis Carroll es el arquetipo de relato de iniciación fantástico, la película de Disney dio la forma casi definitiva a su visión en cine acercándose mucho a la extrañeza de su historia de mundo onírico que se mueve con otras reglas. Hay alegoría de drogas, flores y gatos inquietantes, decapitaciones y pintura roja que se comporta como sangre y una escalofriante escena añadida con la historia de las ostras y la morsa, una evidente metáfora de la pederastia que da más terror a los adultos que a los niños.
‘Peter Pan’ (1953)
Quitando la turbia historia detrás de la creación del libro, la adaptación de Disney no pudo quitarle la imagen un poco ambigua del niño inmortal que te espía a través de la ventana de tu habitación, un stalker que te droga con polvos mágicos y te secuestra para llevarte a una isla devastada por la guerra donde los adultos obligan a los huérfanos a unirse a sus filas o morir. Un pirata que dedica su vida a perseguir a un adolescente mientras es perseguido por un cocodrilo hambriento y vive traumatizado por el tic tac del momento en el que llegará. Un relato oscuro, bastante violento y con algo de sexismo en la fórmula.
‘Tarón y el caldero mágico’ (The Black Cauldron, 1985)
Probablemente, el largometraje de animación más oscuro de Disney. Coincidiendo con su etapa de experimentación tenebrosa de los ochenta, esta podría ser el complemento de dibujos animados de ‘El dragón del lago de fuego’ (Dragonslayer, 1981), solo que en esta, en vez de un majestuoso dragón tenemos al espeluznante Rey Cornudo, que no tiene cara y puede convocar a un aterrador ejército de soldados esqueléticos que seguro inspiró a Raimi para su ejército de tinieblas. Como otras de su época, fue mutilada por tener más elementos demasiado “para adultos” antes la salida.
‘La tostadora valiente’ (The Brave Little Toaster, 1987)
Hay algo cruel en las películas sobre objetos inanimados que sufren, pero en esta especie de ensayo de ‘Toy Story’, además, hay algunas secuencias de pesadilla que no tienen nada que envidiar a algunas películas de terror. Especialmente las que tienen que ver con un siniestro payaso diabólico con una boca dentada grotesca, nacido en medio del éxito de la novela ‘It’ (1986) de Stephen King y que se adelantó al Pennywise cinematográfico de Tim Curry, tres años antes. No está en Disney+.
‘La sirenita’ (The Little Mermaid, 1989)
Disney comenzó una etapa luminosa y exitosa en los noventa con este primer cimiento sobre una encantadora sirena, que no está exento de algunos elementos oscuros como Úrsula como villana, cuyo diseño se inspiró en la inimitable drag queen Divine, su guarida era espeluznante, decorada con las pobres y desafortunadas almas de merfolk, a quienes convierte en pólipos de mar con ojos y gritos silenciosos. Su momento final, como un monstruo marino gigantesco es más propio de un kaiju, aumentado su gran poder de amenaza.
‘La Bella y la bestia’ (Beauty and the Beast, 1993)
El cuento original ya es bastante turbio, pero aunque la animación de Disney la haga una experiencia segura, no cambia que** la Bestia tenga retenida a Bella como rehén, manteniendo una relación un poco turbia en la que la muchacha se enamora**, sí, pero dentro de una situación extraña, como si embelleciera un síndrome de Estocolmo. Por supuesto, el castillo de la Bestia y sus terrenos son un escenario gótico oscuro lleno de estatuas que la conectan con la inquietante versión de Cocteau.
‘James y El melocotón gigante’ (James and the Giant Peach, 1996)
Aunque podríamos incluir principalmente ‘Pesadilla antes de Navidad’ (The Nightmare Before Christmas, 1993) es buena oportunidad para recordar este otro trabajo de Henry Selick, que se basada en una novela del autor especialista en dar pesadillas a los niños: Roald Dahl. Bajo una paleta de colores más cálida y luz brillante, ’James’ tiene que lidiar con abyectos insectos antropomórficos, tormentas, esqueletos piratas y unas tías que incluso intentan matarlo, para acabar en un desconcertante final difícil de ver a día de hoy.
‘El rey león’ (The Lion King, 1994)
Jeremy Irons compuso a un villano escalofriante, señor de un reino oscuro y siniestro lleno de huesos de elefante que se equipara visualmente a Hitler mirando sus tropas y organiza una sórdida trampa para tomar el poder. Diseña una estampida de ñus y, a través de ella, la muerte de su propio hermano y cuando Simba está de luto por el cadáver de su padre, Scar aparece y echa toda la culpa a un niño pequeño. Además, le dice a Simba que huya y que nunca regrese. Un dilema descorazonador para un cachorrito. El final, entre fuego, también tiene una cualidad casi infernal.
‘El jorobado de Notre Dame’ (The Hunchback of Notre Dame, 1996)
Probablemente la más rara, macabra y desagradable película de animación de Disney desde su regreso triunfal en los 90. El villano, el juez Claude Frollo, causa indirectamente la muerte de la familia de Quasimodo y cuando descubre que el bebé es deforme, casi le deja caer al pozo sin pensarlo dos veces. En la canción ‘Hellfire’ tiene a un grupo de monjes sin rostro con túnica roja salidos de algún film satánico de los 70, no hace más que perseguir a Esmeralda de forma sexualmente evidente y problemática, y su muerte con caída y frosting de plomo fundido es totalmente adecuada para los más pequeños.
Saga ‘Toy Story’ (1995-2019)
Si la primera ‘Toy Story’ tenía creaciones propias de un film de terror, como esa araña con cabeza de bebé, la tercera tenía algunos momentos intensos, como cuando Woody y la pandilla afrontan la muerte cuando se deslizan hacia un incinerador. Pero además, si la saga ya tonteó con el género en un corto especial de terror de la pandilla, la última entrega tiene muñecos de ventrílocuo inquietantes e incluso jumpscares tradicionales de cine de miedo, resultando en algunas quejas de padres y críticos blanditos que no compraron el tono algo más oscuro.
‘Cuento de Navidad’ (Disney's A Christmas Carol, 2004)
Contra todo pronóstico, Disney supo ver que clásico cuento de Charles Dickens es, lo primero, una historia de fantasmas y también una historia de Navidad. El texto original incluso se llama ‘una historia de fantasmas de Navidad’, y el director Robert Zemeckis se aferró a esa idea con un desfile de imaginario que no desentonaría en una película de horror clásico. Desde el rostro cadáver de Jacob Marley hasta la espantosa desaparición del Fantasma del regalo de Navidad, acompañan a un tono que no deja que la animación 3D dulcifique los elementos góticos de su atmósfera, incluso con Jim Carrey haciendo de Ebenezer Scrooge.
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La noticia Cuando Disney crea pesadillas: 17 momentos traumáticos y perturbadores en sus clásicos animados infantiles fue publicada originalmente en Espinof por Jorge Loser .
Javier Fernandez
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